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Por Benjamin Castro
CANANEA: IMPONEN LA REFORMA LABORAL “ASIÁTICA”
La huelga de Cananea terminó no solo con un triunfo del Grupo Minero México sino con la aplicación, en los hechos, de una reforma laboral “estilo asiático”, como la que estaban demandando los grupos empresariales vinculados a la globalización. El ataque al sindicato de mineros, junto con el aplastamiento del SME, tienen el propósito común de despedir o eliminar a los trabajadores sindicalizados, al contrato colectivo de trabajo y las prestaciones que implica, y contratar para sustituirlos a “trabajadores contratistas”. Los “contratistas” ya existen, por supuesto. Pero, como lo vimos en el caso de la mina de Pasta de Conchos en Coahuila, eran la minoría. La mayor parte de los trabajadores eran sindicalizados y los contratistas solo un complemento. Los que bajaban a la mina cuando hacia falta trabajo extra o faltaba tal o cual trabajador. El Grupo Minero México quiere invertir las cosas y dejar solo una tercera parte o menos de trabajadores sindicalizados y contratar a la mayoría por contratos de tres meses, un mes o hasta una semana y si se puede menos. Estos trabajadores no gozarán de ninguna de los derechos que le otorga la actual Ley Federal del Trabajo. Todo lo que esa ley otorga y que el contrato colectivo ayuda a garantizar por ser una relación con el sindicato completo que cuenta a su favor con el derecho a huelga, desaparecerá en la practica independientemente de que el Congreso Federal apruebe o no una reforma laboral como lo pide constantemente Felipe Calderón o el Consejo Coordinador Empresarial.
Las reformas laborales “estilo asiático” no son, por supuesto, un asunto nacional o una demanda solamente del Grupo Minero México. En realidad es lo mismo que se esta aplicando a las naciones europeas en este momento y a los propios trabajadores de los Estados Unidos por la vía de la reforma de salud de Barack Obama y el ataque que hará ese presidente en contra del sistema de pensiones. Es una exigencia de los círculos financieros hacia el mundo de la producción. La orden es que para generar los suficientes “rendimientos” a los acreedores financieros y accionistas, las empresas sacrifiquen las prestaciones laborales, los mismos salarios, el mantenimiento y la inversión en desarrollo tecnológico, la orden de los acreedores es “reduzcan costos a como de lugar” y en todas los aspectos del proceso productivo. En el caso de los mineros de Cananea y del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), el gobierno de Calderón actuando como ejecutor de esas políticas al “estilo asiático” de las relaciones laborales, provocó y utilizó un proceso de radicalización de los trabajadores para desgastarlos, aislarlos y luego dar el golpe. Ahora es difícil que los trabajadores ganen apoyo del resto de la población que esta siendo atacada de la misma forma. Una demanda sindical particular no puede convertirse en la bandera de toda la sociedad porque el resto de la sociedad también esta viviendo el ataque constante a su nivel de vida pero de otras formas diferentes y no solamente en relación a un contrato colectivo de trabajo. Un ejemplo de esto: Los cientos de miles de jóvenes que trabajan en el mercafón –ventas por teléfono--, que nunca tuvieron derechos laborales y ni siquiera los conocen. Esa s la “nueva clase obrera”, la que no puede comprender a los sindicatos y mucho menos se unirá a ellos para luchar.
¡Es un Honor Estar con Obrador!
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