7 de junio de 2010

“A mí me trataron mejor que al joven palestino pero peor que al judío”

“A mí me trataron mejor que al joven palestino pero peor que al judío”: "



Tras la agresión de Israel contra la Flotilla que trataba de romper el cerco a Gaza, continúan llegando noticias relacionadas con la suerte de los activistas que viajaban en el barco. Una de las activistas, tras ser detenida y liberada por las autoridades israelíes, fue detenida de nuevo el viernes en la protesta que se celebra contra el Muro cada semana en el pueblo de Bil´in. Es Huwaida Arraf, una de las artífices de la iniciativa de la Flotilla, cofundadora del Movimiento Free Gaza (FGM) y del Movimiento Solidaridad Internacional (ISM).

Huwaida lleva años dedicada a la resistencia no violenta contra la ocupación israelí. Tanto su trabajo como su historia personal han cobrado un gran simbolismo en la lucha por los derechos humanos y las reclamaciones de autodeterminación del pueblo palestino. Nacida en Michigan, es hija de una familia de palestinos cristianos, y tiene doble nacionalidad estadounidense e israelí. Es especialista en Estudios Árabes y Judíos y en Derechos Humanos Internacionales y Derecho Humanitario. Además del trabajo que realiza sobre el terreno, es activa desde hace años en la difusión de la opresión que sufren los palestinos, en un contexto de cada vez mayor represión de las manifestaciones contrarias a las políticas de Israel. Desde periodismohumano hemos contactado con ella para que nos cuente qué ha sucedido exactamente estos días y el porqué de su lucha.

Huwaida habla con voz suave y pausada. Suena accesible, ríe con facilidad y transmite un optimismo contagioso.

Pregunta: Estabas en uno de los barcos de la Flotilla el domingo pasado. Unos días después oímos que has sido arrestada en una manifestación en Bil´in, y poco después liberada. Antes de nada, ¿cómo estás?

Huwaida Arraf: Estoy bien, gracias. Ya me han arrestado muchas veces, así que estoy acostumbrada (risas).

P: Ha sido todo muy rápido estos días, así que cuéntanos tu experiencia de lo qué sucedió desde que la Flotilla fue atacada.

H.A: Yo iba en el Challenger I, el más pequeño de los barcos, que llevaba bandera de Estados Unidos. El ejército israelí abordó el barco, nos detuvo a todos y nos llevó al puerto de Ashdod. A mí me separaron desde el principio del resto de mis compañeros, me interrogaron y no me dejaron ver al resto. Me dejaron libre pronto, fui la primera que soltaron.

P: ¿Por qué crees que te dejaron libre?

H. A: Yo tengo nacionalidad israelí, así que no pueden deportarme a menos que me lleven a juicio. Creo que en aquel momento no les interesaba atraer más atención de los medios, así que me soltaron. Pero protesté mucho porque me separaron de mis compañeros y me quitaron todas mis cosas. Nos quitaron todo: teléfonos, ordenadores, relojes, dinero…

P: ¿Te agredieron?

H.A: Fueron muy violentos. Me tiraron del pelo, me golpearon la cabeza contra el suelo, me pisotearon. Debí desmayarme porque lo siguiente que recuerdo es que estaba en el hospital.

P: ¿Cuándo te liberaron?

H.A: El martes por la mañana. Intenté buscar ayuda, porque se habían llevado todas mis cosas. La policía no me quiso ayudarme así que pedí algo de dinero prestado para llegar a Jerusalén. Desde allí fui hasta Ramallah y el viernes acudí a la manifestación pacífica que se celebra cada semana en Bil´in.

P: Y allí te detuvieron otra vez…

H.A: Sí. El tema de la manifestación de este viernes era en solidaridad con la Flotilla de la Libertad, así que los manifestantes hicieron una réplica del barco y algunos se subieron en él. Los soldados nos observaron durante un rato y luego decidieron atacar, lanzando gases lacrimógenos. Yo suelo no correr en las manifestaciones, así que me cogieron enseguida y me detuvieron.

P: ¿A dónde te llevaron? ¿Cómo te trataron?

H.A: Los soldados me retuvieron durante unas horas y luego me trasladaron a una estación de policía, junto con un hombre joven del pueblo y un manifestante judío. El trato que nos dieron a cada uno fue tan distinto que este simple incidente sirve para ver lo discriminatorio que es el sistema. A mí me trataron mejor que al joven palestino pero peor que al judío. A él lo soltaron enseguida, sin imponerle condiciones, a mí tardaron un poco más en soltarme e hicieron venir a alguien que firmase y respondiese por mi liberación, y al palestino lo dejaron detenido, maniatado y con los ojos vendados. Supongo que sigue detenido.

P: ¿Y de qué te acusaron a ti?

H.A: Me acusaron de atacar a soldados y de estar en una zona militar cerrada, aunque no lo era. Siempre me sorprende ver que repiten una y otra vez las mismas mentiras, y ellos mismos se las creen. Nunca anunciaron zona militar, pero continuaban repitiendo aquello y acusándome de agredirles, yo a ellos…

P: ¿Crees que hay algo contra ti en particular? ¿Te sientes víctima de una persecución personal?

H.A: No sé si es contra mí en concreto… Creo que es el Movimiento por la Libertad de Gaza lo que les molesta en general. Creo que lo ven dañino para el proyecto sionista, porque los expone. La resistencia no violenta es una amenaza para el Sionismo porque es más difícil reprimirla sin generar condenas a las actuaciones del ejército. A mí de momento no me han llevado a juicio, no estoy segura de si porque soy estadounidense o porque no quieren llamar más la atención al hecho de que reprimen la resistencia no violenta.

P: ¿Cómo ven los medios israelíes a activistas de iniciativas como el Movimiento por la Libertad de Gaza? ¿Os contactan para saber más del trabajo que hacéis, y por qué?

H.A: Nos contactan a veces, pero sobre todo en relación con información general de historias que están cubriendo. Pero normalmente nos retratan como anti-israelíes. La psicología de “el mundo está en nuestra contra” está muy extendida en los medios de comunicación allí, así que en general no hemos visto análisis en profundidad que traten de explicar lo que hacemos y por qué.

P: ¿Y la sociedad israelí? ¿Cómo reaccionan a estas iniciativas que se oponen a la ocupación? ¿Encontráis formas de oposición de la sociedad a las políticas israelíes?

H.A: Trabajamos sobre el terreno con algunos israelíes, son maravillosos y extremadamente valientes. No es fácil ser activo contra la ocupación en Israel en estos momentos, ya que por desgracia la sociedad se vuelve cada vez más polarizada e intolerante. Existe una tendencia destructiva y extremista en la que Israel se ve a sí mismo como un Estado contra el Mundo. Desde esta perspectiva, todo lo que hace Israel está justificado bajo la necesidad de autodefensa.

P: ¿Cómo crees que se puede contrarrestar esto? ¿Qué enfoque seguir para alcanzar una solución justa?

H.A: Hay un movimiento ciudadano global que no deja de crecer, y que incluye la lucha contra la ocupación y el apartheid israelí. Dentro de esta tendencia, el movimiento BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones) es una herramienta muy efectiva, que ayuda a que Israel se sienta presionado por sus actuaciones. Los gobiernos no lo hacen, así que la sociedad civil está asumiendo esta necesidad.

P: ¿Cuál es tu relación con los medios de comunicación en Estados Unidos? ¿Te contactan para oír tu experiencia como activista por los derechos de los palestinos?

H.A: A veces. Contactan más a mi marido (el cineasta judío y estadounidense Adam Shapiro). La verdad es que yo no soy una portavoz ante los medios, sino una faciltadora, una mediadora que ayuda a que más gente viaje a a Palestina, viva la realidad del terreno y lo cuente a otros.

P: En los medios de comunicación estadounidense suele tener mayor cobertura la versión oficial israelí del conflicto. ¿Crees que esto puede cambiar?

Movimentos como el ISM consiguen que más y más gente se implique, viva la realidad del terreno de primera mano, lo comparta con su comunidad local, con medios locales… También el movimiento de BDS continúa creciendo gracias a la presión ciudadana global. Así es como puede ir creciendo una alternativa a la versión oficial que apoya las políticas de Israel. Hay muchos defensores de la ocupación entre nuestros poíticos, miembros del Congreso… Pero estamos creando una base que, junto con medios alternativos en Internet, blogs, redes sociales son un desafío a los medios tradicionales. Tenemos más medios para difundir la información y la sociedad global se está movilizando.

P: Pareces optimista.

H.A: Lo soy por naturaleza. Creo que hay que serlo para poder continuar trabajando por una solución justa en medio de todo el sufrimiento que vemos continuamente. Israel no deja de demostrar a la comunidad internacional que está por encima de cualquier ley y la comunidad internacional también tiene un límite de lo que puede aceptar, no sabemos cuándo llegaremos a ese límite pero llegaremos. Cuanto más violento se vuelve Israel, más queda en evidencia lo insostenible del sistema que tratan de mantener: un apartheid colonial y racista.

P: ¿Así que crees que veremos el fin de la ocupación?

H.A: No te daré una fecha exacta (risas)… pero algún día tiene que terminar. Creo que las cosas se volverán más críticas todavía en los próximos años, antes de que empiecen a mejorar. Pero sigo siendo optimista, siempre. Para que veas lo optimista que soy, te cuento una pequeña historia: Durante la primera Intifada, en el año 2000, yo estaba en Palestina en Navidades. Mi madre insisitía en que fuese a casa, en Estados Unidos, a celebrar las fiestas con ellos, y ¿sabes qué le dije? Que no quería marcharme. No sólo porque estaban matando a gente y no me apetecía celebrar ninguna fiesta, sino porque tenía miedo de que terminase la ocupación, ¡y perdérmelo!

P: Tu optimismo es contagioso… ¿Dónde vives ahora y qué planes tienes, Huwaida?

H.A: Esa es la pregunta más difícil de todas (risas)… Ahora estoy en Ramallah, mis colegas y yo estamos tratando de decidir cuál es el siguiente paso a seguir. Pero estoy siempre de aquí para allá, según vaya surgiendo la necesidad, llevo así muchos años. Así que veo poco a mi marido, mucho menos de lo que me gustaría. Él no puede venir aquí…

P: ¿Por qué?

Lo arrestaron durante una manifestación en Nablus en 2002 y lo deportaron. Sólo tres meses después de que nos casásemos, así que apenas hemos podido estar juntos, llevamos una relación a distancia desde el principio.

P: Debe de ser muy duro…

H.A: Lo es. Nuestra vida es muy inestable pero seguimos luchando para que funcione porque los dos creemos en lo que hacemos. Merece la pena.



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¡Es un Honor Estar con Obrador!

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