CAEN POR MIONES PERIODISTAS GRINGOS
Publicado el 01 Abril 2010
Nube de polecías federales con rifles de asalto arrestan en el Narcovalle de Juarez un canadiense y un gringo por orinarse a cielo abierto en desolado paraje desértico
CIUDAD JUAREZ.- Luego de un largo día de aterrador itinerario periodístico por el tenebroso y fantasmagórico Valle de Juárez, John Burnett de Nationl Public Radio (NPR) y Bruce Livesey de la Canadian Broadcasting Corporation (CBC), estaban convencidos que en ese vasto y desolado desierto gobernado por narcos, no había un solo policía o soldado ni para remedio, mucho menos para preservar el famoso Estado de Derecho.
John y Bruce, habían atestiguado azorados lo que sucede en esos puebos alejados de la mano de Dios, peor muy cerca dela frontera con Estados Unidos: Los periodistas gueros habían visto de todo para documentar sus trabajos: Quema masiva de casas, relatos de personas aterrorizadas por amenazas; éxodo de familias completas hacia otras tierras menos peligrosas, historias interminables de extorsiones, tiendas y casas rafagueadas.
En ese lapso, los periodistas extranjeros no vieron un solo policía que enderezara sus cañones y rifles de asalto contra algún malandro irredento, de los muchos que asolan estos poblados de corte bárbaro.
Nada. Solo rostros llorosos y palabras de angustia de los habitantes afectados impinemente por la ola violenta de cada día.
Pero Bruce y John estaban rotundamente equivocados en torno a su percepción. Como buenos gringos, no saben que en el Valle de Juarez no pasa ni el aire, a menos que se tenga la bendición de los pesados.
Bastó un infortunado incidente para darse cuenta de su error y comprobar con asombro, que los policías que resguardan el Valle de Juárez son como como Dios: están en todos lados y brotan de la tierra como hongos con rifles de asalto, cuando hay que defender las instituciones e imponer el orden constitucional.
Ya de regreso a Juarez por la carretera Porvenir, John fue llamado a su celular para compartir algunos comentarios con estudiantes de periodismo en Austin. John recibió la llamada mientras manejaba su vehículo y para conversar sobreperiodismo social, decidió hacer un alto momentaneo en el camino para concentrarse en la charla con los chavos.
Se salió un poco de la carretera, y Bruce, que sentía reventársele la vejiga, aprovechó la pausa para satisfacer sus necesidades fisiológicas antes que otra cosa sucediera.
Bruce bajó sigilosamente del auto y apenas a cinco metros del vehículo, dió rienda suelta a lo que tenía que hacer en momentos cruciales como aquellos . Respiró hondo, suspiró aliviado, mientras perdía su vista en el páramo de un horizonte desolado, de un Valle devastado donde solo quedan como seres vivos algunas lagartijas, y uno que otro habitante despistado al que no le importa ser ejecutado.
En eso estaba el Bruce, cuando un sobresalto inesperado le dió un vuelco en su corazón.
-We are in problems-pensó con el ritmo cardíaco alterado.
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