21 de marzo de 2010

TIEMPO DE MUJERES: La columna de Maria T. Priego

TIEMPO DE MUJERES: La columna de Maria T. Priego

La columna de Maria T. Priego


María Teresa Priego

El cuerpo femenino como espacio de conflicto

“De acuerdo con una radiografía del problema a partir de la Encuesta Nacional Salud y Nutrición 2006, las mujeres han ganado más peso que hombres, niños y adolescentes. Hay dos explicaciones: los médicos consideran que la vida de la mujer es cada vez más sedentaria. Los psicólogos tienen otra versión: ellas están cada vez más agobiadas con dobles o triples jornadas de trabajo y comen por ansiedad o depresión” (Liliana Alcántara, EL UNIVERSAL)
Surgen otras preguntas. ¿Qué pasa con el vínculo amoroso y sus imaginarios? Las costumbres en México cambian. ¿Qué tanto? ¿Qué pasa con la sexualidad y sus imaginarios? El cuerpo habla de muchas formas. Habla en el deseo de desear y ser deseada. También en las enfermedades somáticas, la anorexia, el sobrepeso. Expresa una incomodidad, una violencia contenida, un dolor oculto. Anhelos no realizados. ¿De qué habla el cuerpo? cada quien puede buscar respuestas. Pero, las estadísticas de sobrepeso y obesidad en México muestran un número creciente de personas que lo padecen ¿cómo llamarle? de “desencuentro” temporal con su cuerpo. (Cuando no hay problema fisiológico).

Quiero hablar de nosotras. Las empresas promueven la comida chatarra. Sí. Pero existen la subjetividad, el inconsciente. Las renuncias injustas. Los auto-castigos. Las desesperanzas. La imagen inconsciente. El cuerpo se puede construir como una fortaleza que coloca a distancia el deseo de desear y el deseo de ser deseada. Ambos atemorizan. Atemorizan más en una cultura en la que predomina la doble moral sexual. En la que todavía existen códigos civiles que consideran el agraviante (para las mujeres) de “Mala fama”. La escisión histórica con toda su carga de violencia simbólica: “La puta” y “La Santa”. “La puta” y “La Madre”.

La posmodernidad y sus ideales, “los usos y costumbres” provocan un jaloneo de imágenes e imaginarios. Los medios hablan de sensualidades hasta el hartazgo. El tema tabú rompió sus cadenas. Bien, pero ahora estamos inundados por una banalización del vínculo sexual. Como si la sensualidad no fuera un lenguaje íntimo que se construye. Primero con una misma. Luego con el otro. Además. Los condicionamientos culturales existen. La culpa existe. Los cambios son un trabajo interior paulatino, no un decreto.



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