27 de marzo de 2010

México SA: Calderón, en el fondo y con el Fondo Renovación crediticia con el FMI

La Jornada: M�xico SA


México SA
Calderón, en el fondo y con el Fondo
Renovación crediticia con el FMI
Firme recuperación de mentiritas
Carlos Fernández-Vega
C
ómo estará la pregonada recuperación del país, que el gobierno calderonista envía un incuestionable mensaje de solidez y fortaleza al solicitar humildemente al Fondo Monetario Internacional sea tan amable y generoso de renovar la línea de crédito flexible que originalmente le autorizó en abril de 2009 por un monto cercano a 48 mil millones de dólares, financiamiento que el brillante cuan resultón equipo económico de Los Pinos desea tener a la mano sólo por si las moscas, y por el cual hay que pagar alrededor de 130 millones de dólares por el derecho de apartado.

Y el FMI, conciente de esa solidez y fortaleza más rápido que ya autorizó tal solicitud, no sin antes extender el recibo correspondiente (los citados 130 millones de dólares). La Secretaría de Hacienda, con el eficiente Ernesto Cordero en la silla principal, y el Banco de México, ahora con el doctor catarrito al frente (el mismo que en 2009 firmó la línea de crédito flexible original) son felices por tener acceso a esos dineros, y así lo explican: la contratación en 2009 de la LCF se hizo de manera preventiva. Aun cuando México no tuvo necesidad de usar los recursos disponibles, la LCF cumplió exitosamente su objetivo al contribuir, junto con las acciones llevadas a cabo por las autoridades financieras de nuestro país, a generar confianza en los mercados financieros y en los agentes económicos respecto de los fundamentos de la economía mexicana… Si bien son claros los indicadores de una recuperación de la actividad económica mundial y de una mayor estabilidad de los mercados, el vigor y la rapidez que tendrá dicha recuperación todavía son inciertos; incluso, el retiro eventual del apoyo monetario y fiscal en los países industrializados podría conducir a una corrección de los precios de algunos activos”.

Entonces, la recuperación es un hecho (Calderón dixit), pero depende en grado sumo de lo que suceda en otras economías (léase la gringa), mientras la mexicana se mantiene estancada y en espera de que alguien le haga la caridad de reactivarla. Como suele acontecer en estos casos, apenas en febrero pasado los jilgueros oficiales presumían a los cuatro vientos que, dada la firme recuperación, el gobierno mexicano difícilmente recurriría a la renovación de la citada línea de crédito con el FMI. Y la solidez del discurso oficial una vez más quedó demostrada: el 25 de marzo Hacienda y Banco de México anuncian la renovación, por si las moscas.

En abril de 2009 el nervioso directorio ejecutivo del FMI rápidamente autorizó la citada línea de crédito, dada la desastrosa perspectiva económica mexicana, la cual, según sus estimaciones de esos tiempos, reportaría una caída de 3.7 por ciento del PIB. Había, pues, según el organismo, razones más que poderosas para conceder ese financiamiento, y así evitar una eventual moratoria de la deuda, toda vez que podría estar expuesta a más riesgos por sus estrechos vínculos financieros mundiales y los estrechos lazos comerciales con Estados Unidos, el epicentro de la actual crisis financiera internacional. Pues bien, el Fondo muy corto quedó en su evaluación, porque en los hechos el desplome fue de 6.5 por ciento.

Ahora que ya pasó lo peor y que la recuperación es firme, con una perspectiva de crecimiento de 5 por ciento (Calderón dixit), el gobierno mexicano de nueva cuenta recurre al FMI, en condiciones –según el discurso oficial– diametralmente distintas a las de 2009, de tal suerte que los genios de Los Pinos tendrían que encontrar un mejor pretexto para justificar la renovación de esa línea de crédito, a menos que les fascine endeudarse y pagar derecho de apartado nada más porque sí, para no perder la costumbre.



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