¿Juan Carlos de Borbón un alcohólico? Lo que hay que oír...
Un periodista venezolano llamó alcohólico y borracho al Borbón ¡Madre mía si viviera en España!
J.M. Álvarez | Para Kaos en la Red | 19-3-2010 a las 11:11 | 966 lecturas | 10 comentarios
www.kaosenlared.net/noticia/juan-carlos-borbon-alcoholico-hay-oir
Vaya por delante que no soy yo el que acusa al Rey de todas las Españas, de darle al morapio (lo digo por el titular). Vivo en un país de libertades virtuales, y un detalle tan nimio como que a Su Majestad le guste o no, tomarse un trago de más, puede ser motivo de persecución política y judicial.
Sin embargo, el comentario de un periodista venezolano me ha recordado que estando el Borbón de visita de trabajo en Málaga, casi se fue al suelo por culpa de un tropezón, o que en mayo de 2008, en Barcelona (trabajando también), no se dio un carajazo Real, gracias a los escoltas. ¿Y qué decir de la habilidad que tiene para quedarse dormido en las cumbres, o esas cabezadas que se mete cuando regresa a las reuniones después de almorzar? Deben de ser un suplicio para el sufridor.
Hace poco, en Venezuela, - país de libertades reales y no virtuales- un periodista llamado Alberto Nolla, calificó al Borbón de “alcohólico”. Y no quedó ahí la cosa. También dijo que "España es un estado espantosamente corrompido" (de eso, daría fe cualquier españolito), acusó a Su Divina Majestad de ser Jefe de Estado gracias a “adular a un anciano dictador fascista”, y finalizó su intervención declarando: "Ese borracho indeseable es uno de los diez hombres más ricos de Europa, cuando a finales de los 50 llegó a España con una chaquetica que no le llegaba a la muñeca".
Ni que decir tiene que los propagandistas del régimen, representados por El Gran Wyoming (un tipo con tirantes que hace de bufón en la cadena de televisión “La Sexta”), calificaron las declaraciones de “propaganda”, o sea, que, por cojones, todo era falso, mientras que lo que escupen ellos sobre Cuba o Venezuela, por cojones es verdadero. Que cada cual saque sus conclusiones sin olvidar, eso sí, que los medios españoles son expertos en decir mentiras como si fueran verdades, y viceversa.
En fin. Sea como fuere, esté o no por medio el dios Baco, he sacado una cosa en claro: la suerte que tienen quienes viven en países democráticos y pueden decir lo que les venga en gana, sin sentir el aliento policial en el cogote.
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