27 de febrero de 2010

José Luis Pérez Canchola: JUEGO SUCIO DEL DEPARTAMENTO DE ESTADO

JUEGO SUCIO DEL DEPARTAMENTO DE ESTADO 

 José Luis Pérez Canchola

             El Departamento de Estado norteamericano emitió, el 22 de febrero pasado, otra alerta semestral advirtiendo a la población estadounidense sobre los riesgos de visitar la frontera de México y especialmente Ciudad Juárez, Tijuana y Nogales por los enfrentamientos a balazos en lugares públicos.  “Resulta imperativo –dice el documento oficial- que los ciudadanos norteamericanos comprendan el riesgo que existe en México; que conozcan la mejor forma de evadir situaciones de peligro, y estar al tanto sobre donde comunicarse en caso de resultar víctima de un delito”. A fin de cuentas, si uno examina con cuidado el mencionado texto, realmente no hay nada novedoso con relación a las alertas anteriores.  
Este tipo de acciones son formuladas por el Departamento de Estado cada seis meses, y el mismo texto se repite una y otra vez, con algunas variables. Basta revisar las alertas del 15 de octubre de 2008 y la del 20 de agosto de 2009. Son alertas internacionales que se emiten sólo para cinco países: México, India, Nigeria, Malasia y las Filipinas.
            Por lo anterior y en un acto de inmadurez política, el alcalde de Tijuana viajó a Washington para estar, el 24 de febrero, en la reunión binacional dedicada al asunto del consumo de drogas. El alcalde tijuanense se lamentó de la alerta del Departamento de Estado acerca de lo que ocurre en Tijuana y garantizó que los turistas norteamericanos no tienen nada que temer, permitiéndose invitar al embajador norteamericano en México a visitar nuevamente nuestra ciudad.
            En esa misma reunión, el Secretario de Turismo en Baja California, Oscar Escobedo, también se lamentó por la mencionada alerta del Departamento de Estado norteamericano, informando a los funcionarios norteamericanos que se habían gastado un millón de dólares, mitad del gobierno federal y mitad del Estado, “en el pago de honorarios a empresas norteamericanas contratadas para la promoción turística de Baja California”. Como si en esta entidad o en México, no existieran empresas de publicidad con calidad y profesionalismo.
            Llama la atención el que estos funcionarios se preocupen más por los turistas extranjeros que por los mexicanos que vivimos en Baja California. Ellos deben saber que las alertas del Departamento de Estado se basan, entre otras fuentes, de la información que difunden los medios de comunicación locales, que son analizados en el Consulado de Estados Unidos en nuestra ciudad.
Material hay de sobra. Así por ejemplo, en las primeras páginas de los diarios del día 13 de enero pasado, se publicó una declaración del procurador de Justicia del Estado, Rommel Moreno en la que afirma que “La guerra que sostuvo la banda del “Teo”, contra el Cártel de Tijuana, dejó una estela de mil muertos, aproximadamente.” Como si esto no fuera suficiente, el procurador siguió declarando que él mismo “recibió amenazas de muerte de parte del “Teo”. Por su parte el presidente de Coparmex en Tijuana declaró que esta banda era responsable de 300 asesinatos, según sus propias cifras.
El propio procurador de justicia, declaró el pasado día 10 de febrero que otra banda, la del “Muletas”, tenía a su disposición “a unos 400 sicarios distribuidos en toda la entidad y son responsables de unos 350 homicidios”.
Con este tipo de declaraciones en boca de autoridades y empresarios, por supuesto que el Departamento de Estado seguirá emitiendo alertas a sus ciudadanos. Por eso llama la atención el viaje del alcalde de Tijuana y el secretario de Turismo de Baja California a la ciudad de Washington para tratar el asunto, cuando en realidad lo que deben hacer es ponerse de acuerdo con los funcionarios que a diario hacen declaraciones sin ton ni son sobre el número de ejecutados, de sicarios y las de bandas criminales que operan en la entidad.
El caso es que el embajador norteamericano Carlos Pascual, al escuchar la petición del alcalde tijuanense, se limitó a responder que haría lo posible para que en el próximo informe de agosto del 2010, se elimine la alerta sobre Tijuana. En buen castellano, se puede decir que les dio atole con el dedo.
            Por lo pronto Ciudad Juárez, ya fue declarada por la señora Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Interior de los Estados Unidos, como una ciudad en donde “el Estado de Derecho se ha perdido de manera efectiva”. Simultáneamente en Reynosa, el consulado norteamericano cerro temporalmente sus puertas y “exhortó a los ciudadanos estadounidenses a no cruzar territorio mexicano por aquella frontera argumentando condiciones de inseguridad”. El gobernador, José Guadalupe Osuna Millán, se pronunció en  desacuerdo con el Departamento de Estado declarando reiteradamente que Baja California “es un destino turístico seguro”. La pregunta obligada es: ¿“Y que tan seguro es para los que vivimos aquí”?
            El trato que los Estados Unidos le dan a México y a nuestra frontera no será modificado sustancialmente sólo porque el alcalde Jorge Ramos asista a mesas redondas en Washington y tampoco depende de las declaraciones del gobernador Osuna Millán.
            La Casa Blanca sabe bien su juego. En un boletín de su Departamento de Prensa se dice por ejemplo: “El presidente Obama esta en verdad preocupado por el incremento en el nivel de violencia criminal, principalmente en Ciudad Juárez y Tijuana, y el impacto que esto tiene en las ciudades fronterizas norteamericanas. En su opinión, los Estados Unidos deben monitorear esta situación y estar alertas”.
            La declaración del Departamento de Estado alertando al turismo norteamericano sobre ciertas regiones de México y muy especialmente de ciudades como Juárez y Tijuana, es parte de una estrategia mucho más amplia que pretende obligar a México a reforzar el combate al crimen organizado. No sea que a los narcotraficantes se les ocurra llevar su guerra a suelo norteamericano. Sin duda que esta es una más de las preocupaciones del gobierno de los Estados Unidos.  
            En resumen, lo que se busca es prolongar la sensación de emergencia y alarma para estimular en el gobierno mexicano la dependencia en cuanto a la asesoría, el armamento y el dinero de Washington. No olvidemos que para los norteamericanos todo es negocio, incluyendo el combate al crimen. En estas condiciones ellos llevan la ventaja, sobre todo ahora que México esta en manos de gobernantes asustadizos y sin iniciativa propia, dispuestos a “tragarse”  anzuelos del tamaño del Plan Mérida.

¡Es un Honor Estar con Obrador!

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