Francisco Xavier
10 Febrero 2010
Por Gabriel Pérez Osorio / Desde Abajo
¿Quién no recuerda a Francisco Xavier cantando “Desesperado” en Siempre en Domingo? Yo, yo no lo recuerdo. Seis impactos de bala en su camioneta. Él con cara de susto. Y nadie le cree.
Es difícil creerle a Francisco Xavier Berganza. El senador hidalguense por Convergencia que despacha en la oficina 6, del piso 6 de la Torre del Caballito, en el DF, ha tenido una vida extraña, por decir lo menos.
En la década de los noventa se retiró de la farándula y en 1997 irrumpió como ¡candidato a la gubernatura de Hidalgo!, por ese portento de la congruencia que es el Partido Acción Nacional. Enfrentó y derrotó al periodista Miguel Ángel Granados Chapa, el último abanderado de izquierda en el estado y al después gobernador Manuel Ángel Núñez Soto, el que creyó que podría ser Presidente de la República.
Luego, en 1999 se incorporó al Partido Revolucionario Institucional y se unió a la campaña de Francisco Labastida Ochoa, el candidato al que llamaron chaparrito, al que llamaron mandilón, al que llamaron “labestida”.
Obvio, su siguiente hueso fue con el PRI, en la Cámara de Diputados Federal. Fue integrante del grupo parlamentario de ese partido en la LVII Legislatura, aquella que pasó a la historia por haber hecho prácticamente nada relevante.
En 2006 volvió a cambiar de partido y compitió, junto con el profesor José Guadarrama por una curul en el Senado de la República, la que actualmente ocupan los dos. Dejó en el camino al actual secretario de Obras estatal, Cuauhtémoc Ochoa. La ola lopezobradorista lo envió al Caballito.
En medio de todo eso, el ahora legislador enfrentó dos acusaciones: una, por presunto secuestro; otra, por presunta violación.
¡Es un Honor Estar con Obrador!
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