El franquismo no se toca o el fin de Garzón
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El personal anda entretenido en la solvencia económica de España y cabreado por el futuro de su jubilación. Y entre tanto ruido, las hienas de la judicatura laboran como nunca para cargarse a Baltasar Garzón
Aprovechando unas querellas de la ultraderecha más oscura, pajarracos con toga van a lograr sentar en el banquillo al juez que se atrevió a investigar los crímenes cometidos por el régimen franquista.
El Poder Judicial ha acelerado la maquinaria para triturar a Garzón y cercenar su carrera cuanto antes. En esta sucia tarea le acompaña el Tribunal Supremo, donde la mayoría de sus magistrados se saben de memoria los Principios Fundamentales del Movimiento.
Lo más siniestro de la judicatura no está dispuesto a que nadie levante las alfombras selladas en la transición y quiere dejar claro que el franquismo no se toca.
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