Puro bla, bla, bla...
La única voz válida, sincera, valiente, que se escuchó el el Centro de Convenciones Cibeles fue la de la señora Luz María Dávila residente de Villas de Salvárcar quien perdiera a sus dos únicos hijos Marcos y José Luis Piña, en la masacre de estudiantes. De ahí en más todo fue aplausos de muchos de los "paleros" asistentes.
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