17 de enero de 2010

alfredo jalife: ¿Guerra fría entre Estados Unidos y China?

nota original

Se quitaron los guantes diplomáticos de seda Estados Unidos y China y ahora ambos buscan prevalecer en varios frentes en una guerra multidimensional –que va desde la guerra alimentaria (que amerita un capítulo exclusivo), pasando por la guerra geoenergética, hasta la guerra geofinanciera/geoeconómica– que involucra al planeta entero.

Si la guerra es multidimensional, a fortiori el análisis obligadamente debe serlo también en varios planos cotejables para no caer en reduccionismos disfuncionales ni maniqueísmos pueriles, ni espejismos desquiciantes.

La guerra multidimensional entre Estados Unidos y China no se atreve a pronunciar abiertamente su nombre en medio de abrazos y besos de cortesía formal, y patadas informales bajo la mesa cuando ambos usan los guantes diplomáticos o los de box, dependiendo del caso específico.

En el plano geoestratégico, Estados Unidos lleva una delantera descomunal cuando su único rival creíble es Rusia, que definirá la verdadera supremacía militar –hoy mayormente de características nuclear, espacial y cibernética– en el planeta.

Debido todavía a su relativa debilidad militar, China se prepara más bien para una guerra asimétrica (la guerra de cuarta generación del teórico Michael Lind), y ha conseguido sustanciales avances satelitales y cibernéticos (Ilya Kramnik; Ria Novosti:15/1/10).

Stratfor, centro de pensamiento israelí-texano, se deleita cada semana en exhibir la supremacía naval de Estados Unidos, área donde China (y aun Rusia) se encuentra muy rezagada –independientemente de las jeremiadas de la burda desinformación de los multimedia anglosajones: lobos con disfraz de oveja que se pasan vociferando la inexistente amenaza ajena para avanzar su agenda aviesa, como acaba de ser atrapado vilmente The Times londinense con sus mendacidades en referencia a Irán.

A la usanza británica –que dominó los mares formalmente con su poderosa marina e informalmente con sus inolvidables piratas, durante más de tres siglos–, Estados Unidos reina prácticamente en todos los mares del mundo y controla sus principales Estrechos (Gibraltar, el Canal de Suez/Bab Al-Mandab, Ormuz, Malaca y el Canal de Panamá).

Pese a que Estados Unidos ha perdido consecutivamente sus cinco guerras recientes en forma directa o indirecta (mediante sus aliados interpósitos Israel y Georgia) y seguramente sucumbirá en su nuevo frente yemenita, quizá Washington (al unísono de sus aliados Gran Bretaña e Israel), más que ganar, propiamente dicho, buscaría prolongar al máximo el incendio de la periferia inmediata islámica de China –en Asia central, Cachemira, Afganistán y Pakistán– con el fin de balcanizar y vulcanizar su sitio mas sensiblemente exquisito: Xinjiang, su provincia islámica inmensamete ricas en materias primas, ya no se diga el Tibet budista (aquí quien juega es Hollywood, un genuino centro de propaganda bélica del Pentágono y el sionismo financiero).

¡Es un Honor Estar con Obrador!

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