José A. Crespo
Para abatir la abstención
Ésta y el voto nulo son dos fenómenos emparentados, pero con grandes diferencias teóricas, simbólicas y políticas."
Pero una pregunta clave para quienes están en el segmento participacionista (incluidos los partidos y el IFE) es: ¿consideran igual de dañina la abstención que el voto nulo? ¿Piensan que ambas expresiones son igualmente perjudiciales desde una perspectiva institucional y democrática o consideran a alguna de ellas como “menos mala”? Por diversas conversaciones, tengo la impresión de que los participacionistas ven con menos rechazo el voto nulo que la franca abstención (y que eso explique precisamente que en muchas democracias exista el “voto en blanco” en la boleta, como opción institucional y legítima).
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