7 de junio de 2009

Compañero Jaime Avilés

Compañero Jaime Avilés

He leido con interés su columna, como
todos los fines de semana, y me desconcertó encontrar que se atribuyera
a la Resistencia Civil Pacífica la promoción o la sugerencia del voto
nulo como método de protesta. Definitivamente el debate está
recorriendo los medios de comunicación, pero en los diferentes medios
alternativos en resistencia, en los correos masivos que manda
cotidianamente el movimiento, y en las reuniones en las que charlamos
acerca del acontecer nacional he observado que la postura es
completamente contraria a esta afirmación. Este debate está ocurriendo,
pero no al interior del movimiento. La promoción del voto ha sido el
eje de nuestras actividades en estas últimas semanas porque
consideramos que dejar nuestro voto en blanco sería otorgarle de facto
la mayoría al grupo PRI-PAN en el congreso en un contexto en el que
Calderón está buscando obtener la aprobación de (más) reformas que
atentan contra las garantías individuales.




A continuación, compartiré con usted uno de los textos que hemos producido en este sentido.



Ejercer o no
ejercer



Por Paquita

Debo confesar que llegué a considerar la mejor opción era la anulación del
voto como un método de resistencia contra la partidocracia que nos impone
candidatos sin más ideología que la de obtener un coto de poder, pero la
Resistencia (así, escrita con mayúsculas por la importancia que tiene) me ha
regalado la duda, la posibilidad de otro camino.



Estamos en una coyuntura terrible, Felipe Calderón está desesperado por
pasar reformas que atentan contra los derechos básicos de nosotros los
ciudadanos; desde el tema del IVA a alimentos y medicinas hasta la promoción
abierta y legalizada de un Estado de excepción. Este es un “presidente” que no
elegimos y sin embargo tiene a todo el aparato del Estado sumiso y
complaciente. La Suprema Corte de Justicia decreta lo que le conviene, los
militares hacen labor de policía única para él, el poder legislativo pasa las
reformas que emanan de su viciada pluma –recordar que durante la contingencia
sanitaria obligó a los legisladores del PAN a aprobar la ley de la Policía
Federal sin leerla, así como modificaciones a la ley de adquisiciones y obras
públicas, negociando con el PRI y aprovechando que el PRD andaba de vacaciones
-. Así mismo, tiene amenazados a los gobernadores y a los ciudadanos por la
fuerza de la policía en una guerra sin cuartel ni enemigo claro. La pregunta a
continuación es ¿Tiene usted ganas de permitirle aprobar todas las leyes
represivas que todavía tiene en el tintero, otorgándole la mayoría en el
Congreso? ¿Quiere usted dejarle el campo libre de oposición para que nuevamente
haga firmar a los legisladores sin leer las reformas?



Citaré a continuación a una mujer valiente y respetable, Lydia Cacho. “Aunque
no exista la figura jurídica del voto en blanco, aunque los partidos digan que
salieron nulos, ellos sabrán muy bien que el mensaje es: no soy tu cómplice, no
me engañas, no me usas, tus candidatos no me representan. El abstencionismo es
abulia, el voto en blanco es una acción ciudadana, un acto de libertad, una
rebelión pacífica, un acto de congruencia, un acto de civismo.” (El universal
1/06/09. Plan B, columna de opinión de Lydia Cacho).  Y en muchos casos tiene razón, la mayoría de
los candidatos no representan a la ciudadanía, sino que responden a intereses
de grupo y sirven como operadores de la dirigencia de cualquier partido
político, pero no estoy lista para darme por vencida. No estoy lista para
permitirle a Calderón recortar aún más mis libertades ni endeudar a mis
descendientes, si es que los llego a tener. Tampoco estoy lista para que la
ilegitimidad de las instituciones, y por lo tanto la imposibilidad de exigirles
que cumplan con el trabajo de protegernos nos lleve a considerar la vía armada
como la única vía posible para lograr un cambio en nuestro país. Mucho menos
estoy lista para declarar nula la democracia para mi pueblo.



Y sobre todo, no estoy dispuesta
a decirles a los candidatos ciudadanos que están dando la lucha, no solo contra
la derecha, sino contra la propia indefinición de los partidos que les dieron
la candidatura, y contra la desesperanza de los votantes, que no tienen mi
apoyo y sus ideales nunca van a tener foro. Ellos, que son los menos, sí me
representan y no los dejaré solos.



Es cierto que las instituciones,
sobre todo los partidos políticos, están en una quiebra moral y en una
bancarrota de legitimidad. En la Resistencia tenemos un proyecto de nación que
tiene la intención de reformar toda la concepción de poder en nuestro país,
pero lamentablemente, además de la mira en el futuro, debemos contener los
ataques presentes, pues no podemos esperar a que el país esté en ruinas para
reconstruirlo. Preferimos luchar por ambos frentes; haciendo posible la
revolución de conciencias que desembocará en una mejora en el proyecto de
nación que sostenemos, y evitando que el sistema corrupto nos cancele la
posibilidad de hacerlo.



Así que vamos a dar la lucha por
todos los caminos que tengamos a nuestro alcance; desde el Congreso hasta la
creación de economía alternativa, pasando por el trabajo comunitario, la
manifestación de nuestras ideas a través de medios alternativos de comunicación
y círculos de estudio, la organización en nuestras respectivas colonias, la
exigencia de los derechos a través de la protesta en las calles y la
observación crítica de las acciones que han de emprender los dirigentes que nos
representan.



Por todo esto, agradezco a la
Resistencia Civil Pacífica por mantener siempre la esperanza de un mejor país y
mantenernos realistas, buscando lo imposible.




Espero que esta comunicación sea tomada en cuenta.
Saludos cordiales

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