ENVIAN ARTICULO DE ACKERMAN:Un brote del oportunismo que el presidente de México está probando para usar la gripe de cerdos para consolidar su poder.

Un brote del oportunismo que el presidente de México está probando para usar la gripe de cerdos para consolidar su poder.
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By John M. AckermanPosted Monday, April 27, 2009, at 4:09 PM ET

La reacción inicial para el brote de la gripe de cerdos del gobierno mexicano no motiva la confianza. Prácticamente de habla, su reacción lenta ha permitido que la enfermedad gire fuera de control, resultando en hasta 100 muertes en México y 20 casos de la infección en los Estados Unidos. De un punto de vista político presidente Felipe Calderón mexicano parece estar usando el brote para que consolide su poder.

Los nuevos casos de gripe empezaron a salir en Ciudad de México sobre marzo18. la primera muerte ocurrió abril12. pero el gobierno arrastró sus pies, esperando que ésta fuera un caso aislado. Cuando las muertes crecieron durante los siguientes dias, el gobierno de Calderón se negó a tomar la acción decidida.

Fue hasta que media docena de casos fueron descubiertos en los Estados Unidos que las autoridades mexicanas enviaron muestras de mucosidad a laboratorios canadienses y de los EE.UU. para hacer pruebas. Los resultados del laboratorio enviaron la alarma durante todos México y el mundo inmediatamente. Pero casi un mes había sido perdido.

Una causa más fundamental de la reacción atrasada es el estado terrible del sistema de salud pública de México. Debido a years of la negligencia por el gobierno, los pacientes más pobres tienen que esperar horas o incluso das de ver a un médico normalmente. Las medicinas están escasas. La red más grande de hospitales públicos ganó un "Premio" recientemente como la agencia gubernamental con el papeleo más inútil.

Unos porcentajes grandes de los mexicanos más pobres todavía no se molestan en ir hacia el doctor cuando se sienten enfermos ni siquiera. Es más eficaz auto medicarse antibioticos o anti- virales, que están fácilmente disponibles sin receta médica en farmacias. Esto resulta en los problemas serios con la detección temprana de las nuevas enfermedades. Para hacer los temas peores, los laboratorios mexicanos no tienen que hacer una reseña bibliográfica que los datos que necesitan para detectar muchos de los nuevos virus.

Calderón ha actuado con la determinación de cerrar escuelas y cancelar los eventos públicos en los últimos días. Pero tales acciones vienen tarde. Podía haber reducido la gravedad del brote si hubiera dado la prioridad al cuidado de salud pública desde el origen de su gobierno y haber respondido eficazmente en las primeras señales de la alarma significativamente.

Además, Calderón ha usado la crisis de salud para concentrar el poder político en sus manos. El sábado, hizo público un decreto que ponía el país entero bajo un estado de emergencia. Ha autorizado que su Secretario de Salud inspeccione y embargue cualquier persona o pertenencias, ponga puntos de control, entre en cualquier edificio o casa, haga caso omiso de reglas de adquisición, disuelva reuniones públicas, y cierre lugares de espectáculo. El decreto dice que esta situación continuará "Porque mientras que la emergencia dura."

Esta acción infringe la Constitución mexicana, que exige que el gobierno obtenga una orden judicial formal antes de infringir las libertades civiles de ciudadanos normalmente. Incluso cuando tenga que combatir una "Amenaza mortal" para la sociedad, el presidente debió haber exigido conseguir la aprobación del congreso para cualquier suspensión de los derechos básicos constitucionalmente. No hay ninguna excepción a este requisito.

Dicha ley supondrá un golpe al cuerpo de la democracia mexicana. Por lo demás, los "Estados de emergencia" se convierten en las excusas para la reducción a largo plazo de las libertades democráticas y las libertades civiles. La reacción a los eventos de 11 de sep. de 2001, resultó en la erosión peligrosa de garantías fundamentales en todo el mundo, incluyendo los derechos a la privacidad, al movimiento, a la relación, y un juicio justo. En América Latina, hay una historia larga de usar los estados de emergencia como los trucos para justificar la acción militar y una regresion para el autoritarismo. Esto ha ocurrido más recientemente en Perú, Ecuador, y Colombia.

Calderón ya se ha movido en esta dirección en su pelea contra los carteles de la droga. Sin el consentimiento del Congreso, ha puesto los ejércitos a cargo de la ejecución de la ley, colocado puestos de control ilegales en todo el país, y determinado un estado de emergencia de facto en ciudades como Ciudad Juárez. Su respuesta para la epidemia de gripe solamente exacerba esta tendencia autoritaria.

Efectivamente, aparece que Calderón está tratando de consolidar su ruptura con los principios fundamentales del constitucionalismo liberal y la separación de poderes ahora. Tan proximo como el jueves, Calderón presentó una iniciativa al Congreso que permitiría que él declare un estado de emergencia en cualquier momento sin su consentimiento. Si es aprobado, el proyecto de ley admitiría el consejo de seguridad nacional, formado por las personas designadas presidencialmente, conceder poderes amplios a los ejércitos y suspender las libertades civiles básicas en total o partes del país con el pedido del presidente. Estos consejos tendrían el poder para continuar la emergencia tanto tiempo como quieran.

Tal ley repartiría un revés a la democracia mexicana. Calderón no tendría dificultad de adquirir el soporte abrumador del congreso a sus medidas de emergencia importantes contra la gripe de cerdos. Pero no debe ser permitido usar esta emergencia como una justificación para socavar las instituciones democráticas de México o hacer caso omiso de las causas mas profundas de la crisis de salud actual.


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