28 de mayo de 2009

El_reencuentro_social

Se vuelve a corroborar a diario que vivimos en un régimen de impunidad. No se puede esperar justicia cuando la corrupción ha ido en ascenso desde siempre.  

 

Invariablemente somos engañados, descaradamente despreciados, sometidos de manera criminal por la supremacía imperante en nuestro país.

 

Hablar de desilusión es al menos estéril. Habría que hablar de vergüenza, de coraje, de dignidad, de organización, porque si a algo le teme esa hegemonía corrupta, es a la organización inteligente y masiva de la sociedad civil.

 

Durante décadas hemos mostrado (la ciudadanía en general), más que diversidad, incompatibilidad, disociación de nuestros valores y de nuestra concepción de país.

 

Las apreciaciones de quienes integramos el territorio nacional, son totalmente disímiles; la nación que unos concebimos es ética, justa, libre, educada, próspera, con salud para todos, con identidad. Otros, muchos, fácilmente pueden prescindir de estas palabras.

 

La sociedad mexicana no puede permanecer como mera espectadora del desmoronamiento de México. Comete actos de abuso y se queda callada. Quien esto hace, avala a las instituciones corruptas y se convierte en su cómplice.

 

Benito Juárez en una ocasión, al dirigirse a los ciudadanos, les hablaba de la dignidad y coraje que mostró nuestro pueblo para salvarse del cautiverio que le imponía el monarca español:

 

…los mexicanos volvieron del letargo profundo en que yacían y se resolvieron a vengar el honor ultrajado de su patria…

 

Juárez evocando al ciudadano Miguel Hidalgo y Costilla:

 

el pueblo que quiere ser libre lo será…Éste es el que enseñó a los reyes que su poder es demasiado débil cuando gobiernan contra la voluntad de los pueblos…no consentir jamás tiranos en nuestra patria…la sola consideración de que es esclava lo determina a romper sus cadenas.

 

El egoísta, lo mismo que el esclavo, no tiene patria ni honor. Amigo de su bien privado y ciego tributario de sus propias pasiones, no atiende el bien de los demás. Ve…la inocencia perseguida, la libertad ultrajada…el suelo patrio profanado…y sin embargo, el insensato dice: nada me importa, yo no he de remediar el mundo; ve sacrificar a sus hermanos al furor de una cruel tiranía con la misma indiferencia que la oveja mira al lobo que desola al rebaño.

 

Cuando hombres de esta clase se multiplican, prosigue Juárez, la patria está próxima a su ruina…Presto la sociedad se convierte en un conjunto de esclavos…los tlaxcaltecas prefirieron una rastrera venganza al honor nacional…el patriotismo mexicano quedó sepultado…ya nadie pensó sino en sí mismo, y cada uno se contentó con besar humilde la mano que lo oprimía…el egoísmo causó nuestra desgracia…

 

Establecía el Presidente Juárez:

 

…castiguemos con el desprecio a aquellos…que se escudan con la ridícula frase de yo no pertenezco ni a unos ni a otros…sólo atienden al pasto que los alimenta…Purguemos a nuestra sociedad de esta raza perniciosa que le roe las entrañas…para hacer la felicidad y la gloria de la Patria.

 

¿Corresponderá esto a: Yo soy apolítico? o a: ¿todos los políticos son iguales?

 

Juárez explicaba:

 

España subyugó a México con el derecho del más fuerte…su imperio fundado sobre la injusticia, no podía sostenerlo sino también con la injusticia…debía valerse de todos los medios reprobados por la moral y la razón…descuidó de la educación de los mexicanos y les cerró puertas de las ciencias para hacerlos olvidar completamente sus derechos…inculcó las doctrinas de una ciega obediencia para obligarlos a reconocer la esclavitud como el primero de sus deberes…crió clases con intereses distintos y con…el poder arbitrario…les prohibió toda comunicación con las naciones extranjeras…estableció la inmoral y vergonzosa pena de azotes, a fin de acostumbrarlos a perder el pudor que es el baluarte más firme de la dignidad del hombre…para empobrecerlos, impuso fuertes tributos…con inflexible rigor…mezcló la política con la religión para revestir sus máximas de una veneración que a sólo Dios es debida…sistemó la intolerancia y el fanatismo…y cualquiera que osaba reclamar…recibía el cadalso o la hoguera.

 

Pero hay más: El aborrecimiento al trabajo, y el amor a los vicios y a la holgazanería. El deseo de vivir de los distintos públicos y a costa de los sudores del pueblo…la protección que se dispensa al hombre inepto y prostituído…la persecución innoble que se declara al ciudadano honrado que conociendo la dignidad de su ser, no se doblega a los caprichos de otro hombre.

 

Todas estas acciones: aislar, corromper, intimidar, dividir, han dado por resultado nuestra miseria, nuestro embrutecimiento, nuestra degeneración y nuestra esclavitud inclusive al día de hoy. Son los vestigios del gobierno colonial, de su política mezquina y miserable. Son los verdaderos obstáculos de nuestra felicidad y los orígenes de nuestras discrepancias sociales.

 

No podemos, unos y otros, seguir permitiendo que nos dividan, que nos confronten. No podemos caer más en el juego del Divide y vencerás. Podemos disentir en muchos temas, pero siempre participando, privilegiando como causa común: la Patria, construida ésta en el imaginario colectivo, mediante principios, educación, información y cultura.

 

Procuremos, urgentemente, una República en la que no permitamos que secuestren nuestra democracia; no una democracia organizada de tal manera, que tengamos “el derecho a elegir la salsa con la que seremos comidos…”.

 

No un país en donde la democracia se reproduzca a través de los medios de comunicación (que incomunican a la gente); no un gobierno cuyo sistema de poder se asuma mediante el miedo a sus habitantes; no un pueblo sumido, por un lado, en la ignorancia que se fomenta reduciendo sistemáticamente el presupuesto a la educación, la cultura, el arte, la ciencia, la investigación y la tecnología, y por otro, en la pobreza, traducida en los sueldos de desdicha o el desempleo.

 

No una sociedad en la que la fábrica de mentiras le diga quienes son los buenos y quienes los malos, pero, en la que curiosamente, no hay un solo político de la oligarquía, acusado de corrupción, que haya pisado alguna vez la cárcel.

 

No una democracia en la que los representantes del pueblo no lo representen. Y ellos sean intocables.

 

Todas estas acciones: aislar, corromper, intimidar, dividir…por conciencia, por sensatez y por beneficio propio, desechémoslas de nuestro sistema social. Démosle sentido real a los valores universales y cívicos para nuestra nación. Ganémonos el respeto de todos los países y el bienestar propio.

 

Alejandro Gasca Macías

 

 


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