NOS ESCRIBE HILDA
LA ASTUCIA DEL AVESTRUZ, POLITICA DE ESTADO
>Octubre 16 de 2006
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>Tinta Negra
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>* La astucia del avestruz, política de Estado
>* Esconderse en vez de enfrentar la realidad
>* Conocer la narcocultura, clave para combatirla
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>Héctor A. González
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>La peor, entre todas las estrategias posibles, es la del avestruz.
>Esconder la cabeza --como hace la gigantesca ave para esconderse de sus enemigos-- no consigue sino acrecentar los problemas.
>Por desgracia, la estrategia del gobierno foxista ha sido regida precisamente por esa máxima en los problemas sociales, y en los económicos por la del gran economista inglés Adam Smith: "Dejar hacer dejar pasar", aunque éste se refería a la necesidad, según él, de abolir tarifas, aranceles y similares para que libremente el mercado, de acuerdo con la oferta y la demanda, distribuyera riquezas y ganancias.
>El Vaquero Vicente Fox y su séquito de funcionarios, neoliberales a ultranza, también suponen, de acuerdo con Smith, que el mercado es la solución a los problemas económicos y, por tanto, que debe procurarse la menor intervención posible del Estado. Propuesta muy discutible, pues con la apertura del mercado vía Tratado de Libre Comercio, y la privatización a ultranza de los activos del Estado, la franja que separa a ricos y miserables se ha ensanchado notablemente en México. A extremos criminales.
>Si graves son los resultados de tal programa económico, peores lo son los relacionados con fenómenos políticos y sociales. El programa del avestruz del gobierno federal se ha hecho patente en casi todos los conflictos ocurridos a lo largo de este deplorable sexenio. Desde Chiapas y Michoacán hasta las frontera norte y sur, sin olvidar los fallidos procesos judiciales en contra de los responsables de la matanza de Tlatelolco, del halconazo de 1971 y de la guerra sucia en el gobierno echeverrista. Y el criminal pasmo ante el conflicto en Oaxaca.
>Y ya para qué mencionar la impunidad de los culpables intelectuales de los asesinatos de Aguas Blancas. O la tibieza de la política diplomática ante la construcción del muro fronterizo en el norte del país.
>Bueno, pues este avestruzamiento ideológico inculcado por Vicente Avestruz Fox parece haber permeado amplios sectores de la sociedad. En efecto, cuando en los nuevos textos gratuitos propuestos por la Secretaría de Educación Pública se pretendió incorporar los corridos dedicados a narcotraficantes --los narcocorridos--, los sectores decentes de México pusieron el grito en el cielo. Decían, por ejemplo, que eran un mal ejemplo para los estudiantes, que los podían inducir a participar en organizaciones criminales y a incorporarse a las ya de por sí nutridas filas de los drogadictos...
>Puras estupideces. Ocultar los problemas no impide el florecimiento de éstos, sino al revés, como lo demuestra el avestruzamiento del Vaquero Fox, quien continúa negando la proliferación del desempleo y de las organizaciones criminales, pese a mil evidencias empíricas en contrario. Así, al cerrar los ojos a la realidad se construye foxilandia y se deja intacta la realidad.
>Lo mismo ocurre con el fenómeno de la narcocultura. Es innegable que gran cantidad de jóvenes --sobre todo entre la población asentada en la región norte de México-- siente devota admiración por los narcos y aspira a imitarlos. Los seduce el dinero derrochado por capos y no capos, su supuesta valentía, los montones de mujeres que se les entregan, su falsa rebeldía contra el orden establecido. Las joyas, los dólares, las lujosas camionetas, las suntuosas residencias...
>Una narcocultura asentada, es cierto, en los peores valores --antivalores-- morales --antimorales--, pero con un sustento enraizado en la doctrina del dinero, la que sostiene que, para obtener el billete verde, todo pero todo se vale, incluso el asesinato. La misma que rige en la cúpula empresarial del país. ¿O acaso no ese probo señor llamado Carlos Slim ha conseguido convertirse en el tercer hombre más rico del mundo gracias a que nos cobra las tarifas telefónicas más elevadas del planeta?
>¿Y qué decir del caso Fobaproa?, mediante el cual se socializaron las pérdidas --desfalcos es un concepto más exacto-- de los banqueros privados, endosándonos a los mexicanos la colosal deuda derivada de sus malos manejos, su corrupción e ineficiencia.
>Luego entonces, según la lógica del avestruz, deberíamos cerrar los ojos y olvidarnos del problema, como postulan quienes se oponen a incorporar en los programas de enseñanza alguno aspectos de la narcocultura, como si borrándola de la enseñanza oficial desapareciera.
>Por el contrario, es preciso enseñar a niños y jóvenes que la narcocultura obedece en buena parte a la pobreza e ignorancia, que los narcos no son admirables, pese a bañarse en oro. Que ellos representan los aspectos más primitivos y deplorables del enriquecimiento a costa de todo. Porque el requisito para transformar la realidad es, precisamente, el de conocerla.
>Al respecto, me permito auxiliarme con el enorme talento del escritor español Antonio Pérez Reverté, quien escribió:
>"Cada vez que voy a México y me preguntan por la música narca, digo lo mismo: lo inmoral, lo censurable, es que el gobierno permita la pobreza y la injusticia que empuja a la gente a buscarse la vida en el tráfico de drogas, y que tanto alto personaje de la nación haya mojado en la salsa. Además, el narcotráfico es una realidad social. Ese mundo existe, tiene sus costumbres, su música y su literatura, negarlo no soluciona nada.
>Los niños de la escuela seguirán oyendo Carga ladeada, La banda del carro rojo o Regalo caro en casa, por la calle, en los centros comerciales, entre otras cosas porque esas canciones cuentan historias fascinantes y las cuentan muy bien, cantando con el sentir popular. En México, la palabra gobierno fue casi siempre sinónimo de enemigo --es herencia de familia, dice un corrido famoso, trabajar contra la ley. Por eso, iniciativas como la de llevar esas canciones a la escuela son oportunas e inteligentes. Razonar, orientar y debatir el problema. Explicar el lado oscuro de ese mundo sucio a los jóvenes que, fascinados por leyendas falsamente idílicas, aspiran a convertirse en traficantes por poder y por dinero, soñando con música, mujeres y carros del año.
>A vivir, con cerveza Pacífico en mano, decía mi compadre El Batman Güemes, "cinco años como un rey en vez de cincuenta como un buey".
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>Fosa Común
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>¿Qué pató mamá cua, cua?... Amigo lector, que no le tiemble la mano. Escríbame a mis correos electrónicos: tintanegra@mexico.com
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>Fecha: 2006-10-16 15:32:22
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>Consulta este artículo en línea en la sección de este colaborador (http://www.mexico.com/lapalabra/index.php?method=colaborador&idcolaborador=128)
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