DE PROCESO:
Medios y periodistas: Otro retroceso
alvaro delgado
México, D.F., 3 de octubre (apro).- La absoluta impunidad en la violación a los principios constitucionales en la celebración de elecciones libres en México, exhibida con abundantes pruebas en el proceso formalmente concluido, sólo se explica por otro retroceso democrático de dimensión igualmente grave: la colusión entre los poderes, legales y fácticos, para el control y la manipulación informativa.
Desde la noche misma del 2 de julio, aun sin resultados oficiales, se observó en el duopolio televisivo --Televisa y Televisión Azteca-- una consigna clara para desaparecer a millones de mexicanos contrarios al oficialismo, y también se reforzó un operativo de encubrimiento, que se ha ido profundizando y ampliando a prácticamente todos los medios de difusión, audiovisuales y escritos.
Se ha impuesto en el grueso de los medios de comunicación social, en una suerte de diazordacismo sin Gustavo Díaz Ordaz, una directriz que exalta todas las virtudes de los titulares del régimen político --leyes, instituciones y representantes-- y han desaparecido las voces divergentes, aun las tímidamente opositoras. En el mejor de los casos, cuando aparecen, se les exhibe como el siniestro rostro de la subversión.
Los jerarcas de Televisa, por ejemplo, han dado la instrucción a todo su personal periodístico para ignorar toda mención al movimiento de López Obrador, a las protestas contra Felipe Calderón y al conflicto de Oaxaca, que no sean las voces del poder, con imágenes gratas adjuntas --a menudo facturadas--, y ya se sabe que en ese emporio se acata todo, independientemente de quién sea el personero que sale a cuadro, al fin hay muchos de repuesto haciendo fila.
Con la credibilidad hecha añicos, si es que alguna vez la tuvo íntegra, Televisa está actuando fiel a su vocación de altavoz de lo peor del poder, siendo un poder en sí misma, y apretando el puño para la represión ya inminente contra Oaxaca ahora y para millones de mexicanos de manera permanente. Esa ha sido su historia, camuflada por unos años de primavera en los que inclusive presentó información --¡tres décadas después!-- sobre el movimiento de 1968 y hasta se ganó un Premio Nacional de Periodismo.
En esas están, también, TV Azteca, las cadenas radiofónicas y los diarios que en la capital se editan --no medios nacionales, un embuste que ofende a todo el territorio nacional--, convertidos en comparsas del poder y omisos a su responsabilidad social de ser, justamente, su antítesis en los hechos y no sólo en los discursos.
El propietario de El Universal, Juan Francisco Ealy Ortiz, encarna la más acabada --y reciente-- muestra de esta consagración a la connivencia con el poder: fotografiado junto a Vicente Fox y Felipe Calderón, los tres con sus respectivas esposas, festejando la libertad de expresión que según ellos se vive en México, como si las relaciones públicas fueran sinónimo de periodismo.
Pero si esto es de suyo un retroceso funesto en la actividad informativa en el centro de México, que desmiente los abundante discursos oficiales y oficialistas sobre las garantías constitucionales de informar y ser informado, en los estados de la República el fenómeno es mayor y llega a extremos nauseabundos.
Puebla representa hoy --como Oaxaca y Tabasco-- el emblema del más enraizado caciquismo: Mario Marín, quien cobra como gobernador y manipula las instituciones, ha dispuesto que no deben existir voces críticas que si, muy a su pesar, las hay en otras latitudes, no en el estado que siente escriturado para sí.
Ha decidido, entonces, seguir con la conducta que desplegó desde el año pasado contra Lydia Cacho por capricho de su patrocinador Kamel Nacif y, justamente derivado de ese caso todavía impune, ordenar la desaparición de uno de los programas radiofónicos más escuchados en el estado, “La Quintacolumna”, conducida por Mario Alberto Mejía y Arturo Rueda, según él porque lo atacaban incesantemente y él jamás incurrió en un acto de persecución.
Así lo declaró Marín al conductor Jesús Manuel Hernández: “Ellos sí me han perseguido, porque no sé cómo puede vivir un programa en el que todos los días se han dedicado a atacar, atacar y atacar con fundamentos o sin ellos… ¿Es que no hay otras noticias qué informar? ¿Qué no hay otros temas? Cuando algo lo hace así, como ellos lo hacían, por consigna… O sea, su papel era pegar… Y si no era el gobernador, era uno de sus colaboradores… Pegarles hasta el cansancio.”
Marín, cuyos personeros ya lograron que Televisa evite seguir incursionando en el escándalo que está en manos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ya había anticipado a sus allegados que “La Quintacolumna” desaparecería, y este viernes lo logró a través del dueño de la estación radiofónica propiedad de Salvador Martínez Duarte.
Marín había dado instrucciones, también, para la cancelación de otros programas radiofónicos, que también han abordado el uso faccioso de las instituciones, como los conducidos por Alejandro Mondragón, Erika Rivero Almazán y Valentín Varillas Henaine, los dos primeros identificados con Luis Eduardo Paredes Moctezuma, exalcalde panista de Puebla y uno de los más radicales jefes de la organización ultraderechista de El Yunque en ese estado, que ahora lo persigue, según él, coludido con el gobernador.
Datos curiosos al respecto: Espino hizo un pacto electoral con Marín, en una reunión secreta en Atlixco --revelada precisamente por Mejía--, que formó parte también de la frustrada colusión priista-panista en Chiapas, y en la grabación difundida por los perredistas se escucha que el delegado del PRI en ese estado, Víctor Islas, habla con el dirigente del PAN de transferencia de dinero y le llama “jefe”.
Claro, como en el centro y en todo el país, Marín premia a los periodistas dóciles y acomodaticios a lo que les sea ordenado desde las alturas del poder, como en el diazordacismo que hoy, lamentablemente, está entre nosotros con otros rostros y cuando en los discursos oficiales y oficialistas vivimos en el paraíso.
Ya se sabe: las voces que ahora justifican el proceder de autoridades y medios han dado lugar siempre, en México y en el mundo, a las peores arbitrariedades contra la sociedad. Y me temo que, por los retrocesos descritos, esto está en gestación con la derecha en el poder.
Apuntes
La descomposición en Oaxaca es más profunda que el conflicto en su capital, ya en vías de ser sofocado con la fuerza pública. La autoridad federal, encabezada por Carlos Abascal y sus auxiliares de El Yunque, no deben perder de vista el estado que guardan las comunidades indígenas de todo el estado... ¿Cuánto percibe mensualmente Felipe Calderón, y sus allegados, ahora que disfruta de 150 millones de pesos para los trabajos de transición? Es un secreto de Estado. Así como lo hizo Vicente Fox hace seis años. Y jamás informó a detalle. Bonita transparencia.
Comentarios: delgado@proceso.com.mx
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