NOTA ORIGINAL MILENIO DIARIO
Con la imagen idílica de los helicópteros de la Armada surcando suelo oaxaqueño, puede uno sentirse tranquilo porque, al parecer, el foxipanismo busca recuperar una sana tradición priista: que toda generación viva la gratificante experiencia de un 2 de octubre que no se olvide.
Con razón monseñor Abascal mientas le quiere tapar el ojo al macho diciendo que los vuelos sólo eran de abastecimiento (yes, sure) afirma que el conflicto oaxaqueño se acerca a su límite, en respuesta a los esfuerzos de los chicos del tricolor a quienes ya les anda por que se forje un 68 versión mixteca.
A lo mejor los blanquiazules ya están hartos de resistirse a la tentación de tener su propia Noche de Tlatelolco. Algo comprensible si pensamos que ya bastante aguantaron en Atenco, el megaplantón, la mina coahuilense, los sindicatos incómodos y como que ya es justo que ejerzan su legítimo derecho a la re-re-represión como dictan los cánones.
Digo, las instituciones no son de palo y también sienten. Sobre todo si después de un sexenio de contenerse, cual pederasta con sotana en un curato atiborrado de monaguillos, finalmente el gobierno foxista quiere sacar a pasear sus ímpetus guerreros poniendo en su lugar a los rijosos de la APPO y al magisterio renegado con un mensaje fuerte y claro: ¿para qué arreglar con diálogos lo que se puede arreglar a madrazos? O lo que es lo mismo, ¿qué caso tiene poseer el monopolio de la violencia si no se puede ejercer?
Digo, qué gobierno derechoso se va a perder la dicha inicua de soltar tanques, tanquetas y helicópteros para darle su merecido a los rijosos, macuarros, mal encarados e impresentables dogmáticos de izquierda que, con rudimentarias bombas molotov pretenden amedrentar a las fuerzas del bien. ¡Qué se creen! O sea, todavía si se apertrecharan con Hummers, AK 47, bombas y sierras eléctricas para cortar cabezas como los narcos nadie los molestaría ni con el pétalo de un operativo; pero como decidieron recurrir a los peligrosísimos armamentos de las marchas, mítines y el comportamiento ultraizquierdoso demodé, no merecen sino ser llevados a la piedra de los sacrificios.
Bien por el Estado mexicano que ya fabrica su Noche de Tlatelolco, con tlayudas incluidas, en un esfuerzo por defenderle el puesto a ese valiosísimo patriota y mejor ser humano, Ulises Ruin, cuya virilidad ha quedado demostrada desde el primer momento cuando, precavido, se escondió tras la vitrola.
Con la imagen idílica de los helicópteros de la Armada surcando suelo oaxaqueño, puede uno sentirse tranquilo porque, al parecer, el foxipanismo busca recuperar una sana tradición priista: que toda generación viva la gratificante experiencia de un 2 de octubre que no se olvide.
Con razón monseñor Abascal mientas le quiere tapar el ojo al macho diciendo que los vuelos sólo eran de abastecimiento (yes, sure) afirma que el conflicto oaxaqueño se acerca a su límite, en respuesta a los esfuerzos de los chicos del tricolor a quienes ya les anda por que se forje un 68 versión mixteca.
A lo mejor los blanquiazules ya están hartos de resistirse a la tentación de tener su propia Noche de Tlatelolco. Algo comprensible si pensamos que ya bastante aguantaron en Atenco, el megaplantón, la mina coahuilense, los sindicatos incómodos y como que ya es justo que ejerzan su legítimo derecho a la re-re-represión como dictan los cánones.
Digo, las instituciones no son de palo y también sienten. Sobre todo si después de un sexenio de contenerse, cual pederasta con sotana en un curato atiborrado de monaguillos, finalmente el gobierno foxista quiere sacar a pasear sus ímpetus guerreros poniendo en su lugar a los rijosos de la APPO y al magisterio renegado con un mensaje fuerte y claro: ¿para qué arreglar con diálogos lo que se puede arreglar a madrazos? O lo que es lo mismo, ¿qué caso tiene poseer el monopolio de la violencia si no se puede ejercer?
Digo, qué gobierno derechoso se va a perder la dicha inicua de soltar tanques, tanquetas y helicópteros para darle su merecido a los rijosos, macuarros, mal encarados e impresentables dogmáticos de izquierda que, con rudimentarias bombas molotov pretenden amedrentar a las fuerzas del bien. ¡Qué se creen! O sea, todavía si se apertrecharan con Hummers, AK 47, bombas y sierras eléctricas para cortar cabezas como los narcos nadie los molestaría ni con el pétalo de un operativo; pero como decidieron recurrir a los peligrosísimos armamentos de las marchas, mítines y el comportamiento ultraizquierdoso demodé, no merecen sino ser llevados a la piedra de los sacrificios.
Bien por el Estado mexicano que ya fabrica su Noche de Tlatelolco, con tlayudas incluidas, en un esfuerzo por defenderle el puesto a ese valiosísimo patriota y mejor ser humano, Ulises Ruin, cuya virilidad ha quedado demostrada desde el primer momento cuando, precavido, se escondió tras la vitrola.
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