NOTA ORIGINAL MILENIO DIARIO
Mientras espero la marcha de los de APPO en algún lugar del Chalco salinista, a ver si de veras con su llegada al DF comienza el principio del fin del mundo como vaticinan los Vega Memije del periodismo (su mayor temor es que los oaxaqueños rayen con sus huaraches el fino mármol de Perisur y Santa Fe), pienso en ese muro fronterizo tan perrón que nos va construir George W. Bush para que los sheriffes no se cansen tanto de agarrar migrantes al estilo americano.
Y es que no deberíamos sino sentirnos alagados porque nuestros vecinos del norte van a invertir 1,800 millones de dólares a nuestra salud, para construir un muro lo suficientemente inexpugnable como para que a ningún mexicano se le ocurra irrumpir en la bendita geografía del Tío Sam a hacer lo que ni los negros quieren hacer.
En ese sentido, ya nuestras autoridades, a través de la Cancillería, cuya eficiencia y patriotismo derbecianos son legendarios, deben estar consiguiendo que los yanquis contraten a nuestros espaldas mojadas para construir esa pared, que no nos dejará ver ni siquiera Disneylandia.
Esa barda podría rendirle un homenaje al estilo Art Nacó que puso tan de moda El Negro Durazo y que hoy, gracias a su trabajo fecundo y creador, reproduce en sus múltiples casas Arturito Montiel. Tanto, que parecen diseñadas por el arquitecto y socialité Neto Zedillo Jr.
Si Memín Ortiz mira con buenos ojos la construcción del muro fronterizo (porque obligaría a los aspirantes a inmigrantes a buscar en México salidas viables a su malinchismo), yo propongo que como bonito detalle porte frases como la nueva clásica: “!Que se vayan a la chingada!”, del panista neuras (¿qué, hay de otros?, se pregunta el corrector) Jorge Zermeño. Pero en inglish.
Y todavía hay quienes opinan que en represalia por construir una muralla que vaya desde la playa hasta el norte, deberíamos boicotear a los gringos. Ni modo que hagamos la canallada de impedir el paso de los spring brakers a Cancún, Tijuana y Puerto Vallarta; o hacer que los turistas nahutlacos en vez de irse de shopping vayan a Estados Unidos a hacer marchas. O que Luis Miguel, en venganza porque no le dieron la medalla Belisario Domínguez, se vuelva a ligar a Mariah Carey; eso sí será doloroso.
No somos tan crueles ni tan resentidos.
Diría el poeta Nicolás Guillén: para hacer esa muralla tráiganme todas la manos, los negros sus manos negras, los morenos sus morenas manos.
Mientras espero la marcha de los de APPO en algún lugar del Chalco salinista, a ver si de veras con su llegada al DF comienza el principio del fin del mundo como vaticinan los Vega Memije del periodismo (su mayor temor es que los oaxaqueños rayen con sus huaraches el fino mármol de Perisur y Santa Fe), pienso en ese muro fronterizo tan perrón que nos va construir George W. Bush para que los sheriffes no se cansen tanto de agarrar migrantes al estilo americano.
Y es que no deberíamos sino sentirnos alagados porque nuestros vecinos del norte van a invertir 1,800 millones de dólares a nuestra salud, para construir un muro lo suficientemente inexpugnable como para que a ningún mexicano se le ocurra irrumpir en la bendita geografía del Tío Sam a hacer lo que ni los negros quieren hacer.
En ese sentido, ya nuestras autoridades, a través de la Cancillería, cuya eficiencia y patriotismo derbecianos son legendarios, deben estar consiguiendo que los yanquis contraten a nuestros espaldas mojadas para construir esa pared, que no nos dejará ver ni siquiera Disneylandia.
Esa barda podría rendirle un homenaje al estilo Art Nacó que puso tan de moda El Negro Durazo y que hoy, gracias a su trabajo fecundo y creador, reproduce en sus múltiples casas Arturito Montiel. Tanto, que parecen diseñadas por el arquitecto y socialité Neto Zedillo Jr.
Si Memín Ortiz mira con buenos ojos la construcción del muro fronterizo (porque obligaría a los aspirantes a inmigrantes a buscar en México salidas viables a su malinchismo), yo propongo que como bonito detalle porte frases como la nueva clásica: “!Que se vayan a la chingada!”, del panista neuras (¿qué, hay de otros?, se pregunta el corrector) Jorge Zermeño. Pero en inglish.
Y todavía hay quienes opinan que en represalia por construir una muralla que vaya desde la playa hasta el norte, deberíamos boicotear a los gringos. Ni modo que hagamos la canallada de impedir el paso de los spring brakers a Cancún, Tijuana y Puerto Vallarta; o hacer que los turistas nahutlacos en vez de irse de shopping vayan a Estados Unidos a hacer marchas. O que Luis Miguel, en venganza porque no le dieron la medalla Belisario Domínguez, se vuelva a ligar a Mariah Carey; eso sí será doloroso.
No somos tan crueles ni tan resentidos.
Diría el poeta Nicolás Guillén: para hacer esa muralla tráiganme todas la manos, los negros sus manos negras, los morenos sus morenas manos.
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