18 de septiembre de 2006

PROCESO:SPOTS ,DNERO Y VOTOS

TRAIDO DE PROCESO:

Spots, dinero y votos
Florence Toussaint

Desde el 2000, los medios se convirtieron en el principal escenario político. Ningún candidato evitó su uso. Vicente Fox los saturó de propaganda. En especial de spots. Con este antecedente, el 2006 repitió el esquema de manera ampliada. Gracias al seguimiento que hizo el periódico El Universal, tenemos ya los datos completos tanto de la precampaña como de la campaña, en número de promocionales y su costo estimado en radio y televisión.

Los tres principales contendientes gastaron un total de mil 511 millones 810,861 pesos, en las dos etapas. Lo hicieron a costa del erario por concepto de prerrogativas. Esta cifra proviene del monitoreo y el cálculo, según tarifas publicadas. Por tanto queda un espacio de duda sobre las bonificaciones (contrarias a la ley pero no a la costumbre), la compra de entrevistas, notas informativas y menciones en programas y noticiarios. Esta propaganda disfrazada es difícilmente cuantificable. Sin embargo, hay indicios de que aun los espacios informativos fueron vendidos al mejor postor.

La suma final de las dos etapas señala que Felipe Calderón tuvo el mayor número de spots: 66,620, con una erogación de 682 millones de pesos. El segundo lugar correspondió a Roberto Madrazo con 41,632 promocionales y una inversión de 534 millones. El tercero a Andrés Manuel López Obrador con 31,234 mensajes y un gasto de 295 millones.

En la etapa previa a la campaña, cuando los institutos políticos eligieron candidato, se llegó igualmente a cantidades millonarias, aunque más moderadas. El que menos gastó fue AMLO, pues apenas difundió 87 spots que le costaron 5 millones 627,400 pesos. Felipe Calderón encabezó la lista con 2,220 spots pero fue tercero en gasto con 64 millones de pesos. Mientras que a Roberto Madrazo se le contabilizaron 1,938 spots y desembolsó 81 millones de pesos.

En términos generales, en la precampaña hubo un despilfarro terrible pues participaron personajes que no llegarían a formar parte de la boleta electoral: Jorge Castañeda gastó 844 mil 200 pesos y Víctor González Torres 13 millones 292 mil 614 pesos. El monto agregado de todos los contendientes llegó a los 799 millones 758 mil 508 pesos para la precampaña del 2005.

Si consideramos, por ejemplo, que los canales del Estado, Once y 22, reciben como asignación presupuestal alrededor de 150 millones de pesos cada uno al año, la cifra de 799 millones de pesos que fueron a parar, en su mayor parte, a los medios audiovisuales privados, constituye una cifra sobrada para alimentar medios que dan un servicio público de calidad y que no pueden producir más, porque los subsidios son limitados. En cambio, empresas como Azteca y Televisa resultaron igualmente subsidiadas por el gobierno a costa del erario en cantidades mucho mayores. La comparación es ofensiva para el ciudadano. El simple sentido común diría que no es posible que el Estado gaste en medios privados tales cantidades, cuando restringe el apoyo a sus propios medios. Ello para no hablar de la radio pública. Porque ésta se encuentra todavía más abandonada que la televisión. Los estudios del IMER dan pena, no se les moderniza y el edificio de la Ciudad de México está totalmente descuidado. A Radio Educación le va mejor en infraestructura pero no así en salarios, ni gasto en producción. Las estaciones de los gobiernos de los Estados están todavía más castigadas. Lo mismo que las radiodifusoras universitarias que subsisten gracias al amor al arte de quienes las hacen funcionar.

Es evidente que el sistema electoral debe cambiar. Tanta inversión no dejó satisfecho a nadie y en cambio logró escindir a la población en percepcio

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