ESO DIGO YO...
Nancy Azpilcueta
La moral se esgrime cuando se está en la oposición; la política, cuando se ha obtenido el poder.
José Luis López Aranguren
Fueron décadas de quejas, críticas, señalamientos y exhibiciones de los excesos y abusos de poder del partido contrario que seguía manteniéndose en el poder. Los militantes del PAN fueron quienes acuñaron términos como amiguismo y compadrazgo –que abundaban en el PRI- para consolidar las dinastías políticas hoy casi en el recuerdo; fueron los panistas quienes pusieron el ejemplo de la resistencia civil pacífica; las protestas en los actos públicos de los viejos gobernantes priístas; fueron además los que innovaron con agresivas campañas políticas de denostación... Y hoy son los panistas los que incurren en todos los actos que ellos tanto señalaron, pero que parecen haber aprendido tan bien, que los aplican corregidos y mejorados...
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Amistad. f. Virtud humana que en política se transforma en conveniencia... El político, orador, filósofo y literato latino Marco Tulio Cicerón (106-43 a.C.), alguna vez aseguró que difícilmente se dan verdaderas amistades entre los que se dedican a la carrera de los honores y a la política.
Diccionario Intolerante de Freddy Secundino http://www.almargen.com.mx/archivo/libros/diccionae.htm#a
Al presidente electo, Felipe Calderón, parecen gustarle los compromisos de carácter moral o religioso como son los apadrinamientos.
Estos encargos, obvio, cumplen la función de estrechar lazos sociales, políticos y por supuesto, económicos, porque al consolidarse un compadrazgo, se supone que se establece un lazo indisoluble de lealtad y protección, ambos indispensables a la hora de la política.
El Presidente del IFE, Luis Carlos Ugalde, es la mejor muestra de que para eso sirven las amistades coronadas por el peso de los compadrazgos, por algo Felipe Calderón es su padrino de bodas...
Ahora, ya para nadie es desconocido que Felipe Calderón y su esposa Margarita, la hermana del recordado Hildebrando Zavala, fueron invitados por Guillermo Anaya para bautizar a su más pequeña hija, a quien le buscaron un “padrino de lujo”, o mejor dicho, Memo Anaya, quien no oculta su aspiración por suceder en el cargo al priísta Humberto Moreira, se eligió un compadre de lujo que lo envuelva en el santo poder de la protección y la lealtad para lograr su sueño...
¡¡Esa sí que es visión a futuro!! ... ¡¡Esa también es ambición política y estrategia!!
¿O Usted le cree a Memo Anaya que el compadrazgo con el presidente electo es sólo porque son muy cuates?
Yo no... para nada.
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Lo único lamentable es que, todavía muy recientemente, en el PAN coahuilense se hablaba (y se señalaban) de las viejas fórmulas priístas: amiguismo + compadrazgo = corrupción.
Con la consumación del sagrado sacramento del bautismo para la pequeñita María Teresa Anaya Aguirre, la primera ahijada de Coahuila desde el sábado pasado, queda claro:
- Que los actos sociales de carácter moral o religioso, son un excelente vehículo para estrechar relaciones económico-políticas.
- Que la amistad en política es el mejor disfraz para establecer alianzas y obtener beneficios mutuos en las propias narices del pueblo, y
- Que no hay duda: lo que en otros es delito, en las filas propias es virtud...
En lo personal, por eso no creo en los discursos políticos que suelen ser esquizofrénicos: En la oratoria prometen algo que más temprano que tarde terminan haciendo, pero al revés...
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“...el sistema político mexicano incorpora en sus decisiones para elegir funcionarios y servidores públicos, elementos como ‘centralismo’, ‘amiguismo’, ‘dedazo’ o ‘compadrazgo’, que influyen directamente en la eficiencia de la administración pública, en detrimento de un posible Servicio Civil de Carrera. No siempre es la experiencia profesional de los individuos, su formación y el profesionalismo de su desempeño, lo que determina el obtener un puesto o no.”
Y en el marco de toda la parafernalia de la consolidación del compadrazgo, Felipe Calderón vino a la Laguna, además de asistir al bautizo de su nueva ahijada, a reunirse con sus seguidores en el Club de Industriales de Torreón, en el Paseo de la Rosita.
Las imágenes que se presentaron ahí, a las afueras del recinto, refrescan la memoria de quienes desde el lugar del reportero, lo vivimos y atestiguamos: la recepción que campesinos y habitantes de los municipios de Francisco I. Madero y San Pedro le hicieron allá por 1988 a Carlos Salinas de Gortari entre tomatazos y pedradas, por lo que todos –hasta muchos panistas distinguidos- consideraron un fraude electoral.
¿Será el mismo sino de Felipe Calderón?
Lo cierto es que el sábado, a las afueras del Club de Industriales, Felipe Calderón Hinojosa y el Estado Mayor Presidencial, nos dieron una probadita de lo que serán los próximos seis años: despliegue innecesario de fuerzas policíacas de todos los niveles para “protegerlo” de esos nacos y escandalosos perredistas seguidores del AMLO que no aceptan que Felipe ganó... (panistas dixit)
Acá nunca hemos avalado la violencia.
Al contrario, en este espacio y en este medio cibernético, siempre hemos estado a favor del diálogo y de la conciliación –pero no en lo oscurito y entre dirigentes- sino con la gente en pleno, pero la actuación de los chicos del Estado Mayor Presidencial, una vez más da motivos para hablar (mal):
Si los perredistas inconformes, encabezados por su dirigente estatal Abundio Ramírez Vázquez, acudieron a manifestarse y a recordar su grito de batalla: “Voto por voto, casilla por casilla” fue porque estaban en todo su derecho constitucional de hacerlo.
Si tienen o no razón, o si su protesta tiene o no sentido, esa ya es otra historia, pero hasta el momento del arribo de Calderón al Club de los Industriales, nadie había violentado ninguna Ley.
Sin embargo, ante una actitud amenazante por parte de los elementos de la AFI, del Estado Mayor, de la Policía Estatal y hasta de no pocos agentes de la Preventiva –al mando de quienes estaba su Director, Alfredo Castellanos- y por supuesto, de los chicos del Estado Mayor que no se andan por las ramas-, era obvio que alguien se iba a hacer cargo de encender la mecha de la protesta, que terminó haciendo un omelette en las camionetas de la comitiva y en el pavimento del Paseo de la Rosita.
A manera de crítica constructiva para los seguidores de la pasión que Felipe Calderón dice sentir por su partido, la protesta de los cerca de cien perredistas (aunque en los medios locales se diga que apenas si eran unos 30, la cifra es lo de menos...) es muestra de que no todos en el país comparten su pasión y fanatismo partidista y que, si Felipe Calderón estuvo en la Laguna, debió aprovechar no para reunirse con sus cuates panistas, ellos ya están convencidos y enajenados por el discurso del proyecto de gobierno, sino con la gente, más allá de colores partidistas, es decir, convencer a los escépticos.
El sábado sólo se exhibió que el que empezará a partir de diciembre próximo, podría ser y ojalá nos equivoquemos, un sexenio cerrado, intolerante, discriminador y fascistoide.
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Me ha tocado presenciar en diversas iglesias, bodas de desconocidos, misas de quince años de lindas niñas a cuyos padres tampoco conozco, es más, hasta misas de cuerpo presente de personas fallecidas que jamás se cruzaron en mi camino mientras vivieron, y qué decir de bautizos en igualdad de circunstancias.
Jamás, en ninguno de estos actos religiosos, me he topado con sacristanes ni guardias -de ningún tipo- que me impidan entrar en la iglesia “porque acá es un acto privado”...
Nunca me frenaron en la puerta ni me pidieron que me retirara, al contrario...
Aún sin conocerme, por el sólo hecho de estar dentro del ritual católico, he sido beneficiaria de recuerdos de boda, quince años y bautizos; he arrojado arroz o pétalos por la felicidad de desconocidos y me he quedado con estampitas de decenas de niños recién bautizados, porque es lo más normal.
Sólo que en la Iglesia de la Encarnación, de la Colonia Campestre la Rosita de Torreón, donde tendría lugar el sábado pasado el bautizo de la primera ahijada de nuestra ciudad, el estado mayor presidencial con área acordonada y toda la cosa, cumpliendo órdenes superiores, sí violentaba aquello del libre tránsito de los ciudadanos por la vía pública.
¿O no es una iglesia un lugar público?
Mal, muy mal se avizoran las cosas cuando un acto religioso de carácter privado, a desarrollarse en un lugar público, atropella con todo el peso del poder los derechos de un ciudadano que, quizá sólo por curiosidad, para estar cerca de quien será el presidente de TODOS los mexicanos, o por ganas de conocer el olor del poder que nunca verá más de cerca, o por lo que sea, es retirado de una iglesia donde no había ningún cartel que impidiera el paso a cualquier persona ajena a la familia de la nueva cristiana bautizada, con el argumento de “Este es un evento privado”... privado, sí.... pero de tacto.
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