21 de septiembre de 2006

MEXICO:EJERCICIOS CONSTITUCIONALES.

NOS ESCRIBE PAUL:

MEXICO: EJERCICIOS CONSTITUCIONALES.
COMO VA EL PODER POPULAR.

México se nos viene como un inmenso experimento de soberanía popular. Queda atrás esa definición de soberanía supuesta como la capacidad de un centro abstracto inapelable para doblegar a otras voluntades. Aunque-cuidado-esa visión todavía está penando en los establos de la Derecha. Pero está entrando una catarata de visiones, de proyectos, de reclamos, y en las mímicas del Poder, empieza a emerger un profundo desacondicionamiento constitucional, que ha venido a ser provocado por un fraude brutal que comprometió al conjunto de las instituciones en las últimas elecciones. Es sobre todo el régimen de autoridad, y el sistema de representación el que ha quedado dañado.

La autoridad Presidencial, encarnada en un Fox terminal, ha perdido toda capacidad de liderazgo. Esa autoridad no existe en la figura del pelele que intentó encaramarse mediante el fraude. Su capacidad de representación no encuentra un asidero claro ni siquiera entre los clanes dirigentes de la Derecha. Su presencia sólo sirve para señalar que en este momento hay un Presidente supuesto y puesto oficialmente, frente a un Presidente elegido por la mayoría popular. Habría que preguntarse cuál de los dos está en rebeldía. Lo cierto es que hay uno, AMLO, que camina por las calles y recibe el saludo de las gentes, y otro que vive escondido, temblando, quizás hasta mojado. Por eso dudamos en decir que hay a este respecto una situación de doble poder.

Lo del doble poder lo planteó Octavio Rodríguez hace unos días en La Jornada, pues observa que habrá dos gobiernos, uno legítimo y otro espurio:” Por esto hay un doble poder,--dice-- no por analogía, no por imitación, no por capricho, no por afanes protagónicos de nadie. El doble poder, insisto, lo han producido los que no conocen ni asumen la historia de nuestro país ni la fuerza de la voluntad popular. El doble poder, que finalmente se resolverá con la derrota de uno de los dos, es resultado, por un lado, del desprecio al pueblo, y por otro lado de un pueblo y un líder que dijeron "no a la imposición". Hasta ahí la cita.
De hecho, lo que se está encaminando tras el fraude, es un enfrentamiento, una prueba de fuerzas, y por un momento todo un despliegue de intentos de gobierno con objetivos diferentes y antagónicos, en donde se movilizan fuerzas dispares, instituciones emergentes contra viejas instituciones, proyectos sociales contra modelados neoliberales duros, una alianza popular contra un frente de fuerzas imperialistas, burguesas, eclesiales y mafiosas. Esta polaridad ha mostrado capacidad, por un lado para grandes manifestaciones—seguramente las marchas más grandes de la historia de México—para organizarse como poder popular en algunas regiones, como Oaxaca o para generar el espacio de la Convención. Por el otro lado, la Derecha se juega con un alto protagonismo empresarial, con una inmensa maquinaria medial que busca deslegitimizar la crítica a la institucionalidad corrupta, pero también se planea, se organizan otros escenarios de imposición que pueden acarrear el recurso a la fuerza, al estado de excepción. La maquinaria militar y policial está en alguna parte del dispositivo que ordena la Derecha. No se puede uno imaginar tampoco que Fox fue Washington a hablar con Bush sólo de narcotráfico.

El poder que mueve la Derecha, y que está reorganizando en estos días, es el poder del estado. Y confía en conquistar su músculo coercitivo. En ese nivel, en apariencia, no hay doble poder. A la izquierda se la ve afirmativamente tratando de encontrar soluciones solamente pacíficas a este entrevero, La nueva extensa base social de la izquierda también trata de organizarse, esta vez tras acciones de resistencia. Ahora la Izquierda aparece cuando resiste. Y este es un movimiento proteico—aparece y desaparece. Y deja entremedio momentos de pasividad, hasta de desorganización. La izquierda, desgraciadamente, se asoma también hacia el momento autoritario e institucional. Trata de convencerse que es posible todavía un juego entremedio. Y no tarda en arrepentirse. Es que los que llegaron buscando esta movilización como escalera, todavía eran oportunistas. La Izquierda no descubre todavía su dirección entre tantos autodesignados. La crisis de autoridad pesa mucho sobre estos supuestos poderes enfrentados. Pero es más que saludable para una izquierda que quiere ser democrática. Y se va anclando en multitudes la voluntad de llegar a una situación decisiva—no precisada-- que cambie el curso de los acontecimientos a favor de la Nueva República.

En esta semana se ha visto el movimiento de estas fuerzas: Fecal, construyendo sus equipos de cumbre, AMLO presidiendo la Convención y tratando de reforzar su situación en el Sur. Los equipos mediáticos de la Derecha, dando información torcida y organizando ataques cerrados contra la Izquierda. La Izquierda conformando nuevas redes de comunicación, incluso una televisión libre. La aproximación priísta al fecalismo, reportó en contrario el escándalo de corrupción de Gamboa Patrón; el aplauso del Cardenal Rivera al fraude, pronto lo tuvo a él mismo bajo las peores luces de un proceso por pedofilia. Y en la izquierda, se escucha el responso, mientras tanto, de las ambiciones defenestradas de viejos caudillos, que ven con horror un movimiento que se les escapa. Y se vuelven institucionales. Allí también arde la cuestión de denominaciones que por negarse durante tanto tiempo a representar algo, ahora se hunden, quizás para reamanecer.

El Legislativo, que asoma con una mayoría PRIAN—resultado también del fraude electoral reciente y algunos perredistas--- recoge en sus bancadas una suma de caciques y de prácticos en la corrupción (oh! Gamboa) . Este Legislativo se apresta además a aprobar a rajatabla toda suerte de leyes antinacionales, según se las proponga el Ejecutivo saliente o el prefabricado por venir.

No se ve cómo este Congreso pudiera entrar en una vinculación positiva con el Presidente legítimo. ¿Qué iniciativas que envíe el Presidente López Obrador podrán encontrar curso en un Congreso que juega en la otra banda? Desde el punto de vista de la reciente Convención, que sí ha aprobado directrices que importan al movimiento popular, este Congreso forma parte de las instituciones del pasado. De hecho, en realidad, la Convención se ha convertido en la fuente legal de la Nueva República. Y ya sabemos que sesionará cada cierto tiempo. No debemos dejar de ver que entre sus primeras decisiones estuvo reconocer la legitimidad del triunfo de Andrés Manuel. Lo que no es poco decir, si nos estamos ajustando a la idea de que reamaneció la Soberanía.

Al adoptar esta decisión—que podemos también titular INAPELABLE-- , la Convención sobreseyó al Poder Judicial, un poder judicial naufragado en una intolerable serie de corruptelas que culminaron con la mansa aceptación del fraude. Todo esto indica también que la armazón judicial de la República deberá ser sujeta a cuidadoso estudio y reemplazo.

El desajuste de la estructura política de México continuará en los próximos días y meses, hasta la investidura de Andrés Manuel como Presidente de México, el 20 de noviembre próximo. Para entonces, muchas funciones del Estado comenzarán a tomar forma en torno al nuevo presidente, pero como este surge de una tan intensa movilización ciudadana, la presencia de muchos organismos expresivos de la voluntad popular en su forma más directa, vendrá a dar una nueva forma al desarrollo político de México.

Habrá indudablemente funciones de Gobierno, que cobrarán fuerza en esas condiciones de una nueva democracia; cuyo centro continuará siendo—y en esto no puede haber pasos atrás—la Convención. Todas las funciones importantes de la Nueva República deberán ser sujetas al control de la Convención. Todos los funcionarios o encargados de tareas importantes, deberán ser escrutados por ella. Este punto no deja de ser importante, pues en estos días hemos notado que hay una tendencia a saltar esa instancia, a pasarla por alto. Y eso no es sano. Pensemos nada más en la importancia de la gente que deberá seleccionarse—y con qué mandato—para dirigir o asesorar en asuntos sociales, económicos, internacionales…

La Convención de los pueblos de México es el único espacio donde la República podrá hacerse única e indivisible. Es allí donde muy adecuadamente pueden encontrar su espacio todas las minorías, todos las culturas, todos los pueblos. Y será de allí de donde tendrá que surgir la convocatoria a una nueva Constituyente.

La cuestión del poder en México ya comenzó a salírsele de las manos a los leguleyos y maniobreros de siempre. Ya somos muchos los que estamos atentos al ir y venir de los amigazos de siempre, de los arribistas de siempre, de los componedores del poder tradicional. Ahora no queremos transas. Que eso lo entiendan. Queremos que el poder que el pueblo está constituyendo, siga constituyéndose con reglas claras, trasparentes, que aseguren representatividad o mejor presencia directa, metas que sean consistentes con el bienestar, la justicia, la libertad y la felicidad del pueblo.

AMLO: es cierto que caminando por los caminos de México—en ese Gobierno itinerante—iremos descubriendo nuevas claves para encontrarnos con la Democracia que añoramos, pero es bueno también irnos dando cuenta que estamos contendiendo con una estructura de instituciones y prácticas que se niega a desaparecer, a las que debemos ir oponiendo, para conservar efectividad, la instalación de maneras de operar que retengan su sustento en la voluntad popular. Y todos entendemos que este Gobierno itinerante—como lo fue el gobierno de Juárez en un momento difícil—es el Gobierno de México. No se trata de decir que no se ocuparán de impuestos o de otras gabelas. Y quedarnos en una nube viajera. La gente busca soluciones prácticas. Y no va a esperar que vengan del Gobierno fantoche. Te van a pedir soluciones urgentes. Y tú, seguramente, se las pedirás a ellos. Es que así debería ser.

En este proceso hay un tiempo para muchas cosas—pero descubrimos en la Convención, que al parecer en México todos los problemas se juntan. Y es eso lo que hace que una Transformación sea posible. Que se puedan juntar tantas fuerzas. De todos modos hay un tiempo nebuloso que podemos dar a la espera de que Calderón descubra que debe hacerse a un lado y no seguir en una apuesta sin destino. Quizás a la espera de esto, los legisladores del FAP pudieran continuar sentados en el Congreso por unas pocas semanas alentando la idea de estar a la espera de un reconocimiento de AMLO, o del llamado a una nueva elección. Pero seguramente habrá una decisión antes de diciembre. Lo mismo para los gobiernos de izquierda municipales y estatales. Que de allí en adelante tendrán también que ajustar sus lealtades, integrándose a la Convención y a la preparación de la Constituyente, o sumándose también al Gobierno itinerante, o quizás, al aplastamiento de la rebelión de la Derecha.

Esta es hasta aquí una visión optimista, porque también se ve en estos días cómo el FAP va a golpear las puertas del IFE en busca de una carta de ciudadanía en “la Vieja República”…

Pareciera ocurrir que en la renovación constitucional, aquél punto que en la Convención apasionó a tantos, el que se refería a poner fin a tantas prerrogativas y emolumentos creadores de ambiciones y diferencias, era así como la base de una manera de hacer la política, que si no se atacaba, pues nos atacaba. Y se transformaba rapidito en “la negación de la negación”.

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