La gerencia pública
Por: Laura M. López Murillo
En algún lugar abstracto, en la cumbre del pensamiento, donde las teorías escudriñan los devaneos de la realidad y los conceptos adquieren la contundencia de la certidumbre, ahí, se confeccionan las ideologías que definen el curso de la historia y el destino de los pueblos…
En la historia moderna abundan los registros de la emergencia de movimientos ideológicos, y también, de su declive: la ideología socialista como modelo de organización del Estado se derrumbó a finales de los 80’s, lo que permitió la consolidación hegemónica del sistema capitalista a través de la expansión de los parámetros globalizadores del nuevo orden económico mundial.
El ajuste en uno de los engranes afecta el movimiento de todos demás hasta transformar la secuencia de todo el mecanismo social. De igual forma, la transformación del capitalismo repercutió en la crisis del Estado de Bienestar, modificando la concepción de la seguridad social y valorizando el capital global. La nueva versión del Estado, inmersa en la doctrina neoliberal, se concentra en las fuerzas productivas para lograr el acceso a la competencia internacional.
Y en ese mismo orden de ideas, el Estado de Bienestar desaparece paulatinamente por la creciente incapacidad de los gobiernos para solucionar las demandas del electorado. Por los estragos de la tendencia actual, los gobiernos y las democracias emergentes no tienen otra alternativa y deben adaptarse a los procesos de la economía y del mercado mundial.
Una de las secuelas de la tendencia globalizadora y globalizante, es el sacrificio de las decisiones de democracia liberal en beneficio de los objetivos macroeconómicos; por eso, las limitaciones en las capacidades intervencionistas del Estado, reducen y niegan la habilidad del sistema político para responder a las demandas sociales que tradicionalmente eran expresadas dentro de los procesos formales democráticos.
Esas transformaciones en el nuevo orden mundial repercutieron y modificaron al Estado mexicano: la Administración Pública es ahora una Gerencia Nacional. Las teorías de Nueva Economía Política se traducen en la disminución de las funciones del Estado para eliminar las desigualdades sociales.
El limbo en que nos encontramos ahora, es el reflejo de los estragos causados por la nueva ideología predominante en la política, que restringen las funciones de los mandatarios a simples intermediarios que se someten a las exigencias del capital y a los caprichos del mercado. Los actuales gobernantes del orden global ya no se ocupan de las demandas sociales.
El régimen de Vicente Fox es el claro ejemplo de esa metamorfosis política. Se apoyó incondicionalmente al mercado como la institución reguladora cuyos beneficios repercutirían en la seguridad social; y de la misma forma, el consumo ha desplazado a la idea de la ciudadanía, afectando el bienestar de los individuos y generando nuevas formas de desigualdad como la falta de movilidad, inaccesibilidad y exclusión.
Por eso, las demandas sociales rebasaron a las instituciones: los plantones y las protestas populares como medida de presión se expande peligrosamente desde Oaxaca. Los gobernadores Pablo Salazar Mendiguchía en Chiapas, Fidel Herrera en Veracruz, Lázaro Cárdenas Batel en Michoacán y Zeferino Torreblanca en Guerrero, se han convertido en los nuevos blancos de grupos sociales que contemplan derrocarlos. Durante las últimas semanas, cerca de mil 700 organizaciones sociales y políticas han decidido emular al movimiento opositor de Oaxaca. Y ese es uno los estragos provocados por una Gerencia Pública.
Hoy por hoy, nuestra vulnerabilidad es tan sólo una nota en el concierto internacional, porque la naturaleza y la esencia de nuestra nación siempre se han ignorado allá… en la cumbre del pensamiento, donde se confeccionan las ideologías que definen el curso de la historia y el destino de los pueblos…
http://www.argenpress.info/nota.asp?num=034756
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