21 de septiembre de 2006

LA ACCION INDIVIDUAL Y LA COONCIENCIA DE GRUPO:

NOS ESCRIBE LUCIA:

hola! quisiera enviar un artículo que me pareció muy interesante y tiene
algo que ver con otro que leí sobre la revolución de las conciencias :)
espero que les guste y nos sirva de algo..

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La acción individual y la conciencia de grupo

La presencia de cualquier individuo, de cada individuo, de todos los seres
individuales, tiene un efecto sobre la realidad de suma trascendencia. Ahora
bien, cuando los individuos se reúnen con una intención, con una voluntad
consciente, con un fin, el orden de su impronta adquiere mayores rasgos de
realidad. De esta manera, la vida colectiva es el resultado de la
interacción de los poderes individuales y potencia los efectos que las
acciones individuales tenían en solitario.

Pero para llegar a la conciencia de grupo es necesario que exista una
complicidad entre los individuos, una ley interna que les haga sentir el
impulso a la creación colectiva, a la necesidad de pasar desde el objetivo
del yo al objetivo del nosotros.

El nosotros es tan natural como el yo, pero sólo se produce en la madurez
del espíritu. Se concreta cuando todas las batallas del individuo se han
ganado... o se han perdido, según se mire.

Tener conciencia de ser chispa en un haz de luz, que se es miembro de un
colectivo, que se pertenece a un empeño, que nuestra presencia favorece los
objetivos de una colectividad, que se está engarzado a un proyecto concreto,
que existe un destino común, en definitiva, creer en “el nosotros”, da un
giro fundamental a nuestra vida. Todo eso propicia un salto de perspectiva,
da eficacia a nuestras acciones y permite que la identidad se fortalezca.

Ser y pertenecer son dos realidades que se nutren. Yo soy cuando pertenezco.
Mi poder está ahí, mi fortaleza viene de ahí, mi supervivencia depende de
eso. Nosotros somos cuando nos pertenecemos, cuando se ponen en común las
capacidades, cuando entregamos lo que somos como “yo”, para que otro sea
también una pluralidad.

Conexiones sin límites

La individualidad adquiere así dimensiones con conexiones sin límites. Ya no
existe una frontera conocida, las posibilidades de realidad se suceden, se
mutan a una velocidad que no admite el control o el freno de un poder ciego.

El ego se desnaturaliza para ser un yo consciente. La conciencia del somos
permite la solidaridad porque el interés del yo está en el nosotros.
Favorece la creación porque la creatividad emerge como fuerza imparable, por
la colaboración de todos en las tareas de todos.

Esto no es únicamente un acto de la voluntad, es también una conciencia de
realidad. Conciencia de estar mirando desde un punto del cosmos y encontrar
que toda realidad individual es dependiente, tengamos, o no, la intención de
colaborar en nutrirla. Si colaboras aceptando el ritmo, el latido, los
ciclos, las frecuencias con los que la vida se manifiesta, vives una
realidad como individuo. Si te sitúas en una posición personalista,
creyéndote eje, centro, gobernante del devenir de los acontecimientos, vives
otra distinta.

Ahora bien, colabores o no, tengas conciencia de lo que eres o no, te
entregues o te resistas, duermas o estés despierto, te ilusiones con una
posibilidad o aceptes las posibilidades ilimitadas, siempre estás
perteneciendo. No eres si no existen los otros.

Esto no es una renuncia a lo concreto, a lo pequeño, a lo individual. Esto
es la aceptación de lo absoluto, de lo inmenso, del todo. Es conciencia del
movimiento permanente, del vínculo a toda la realidad densa y sutil que nos
proporciona consciencia de ser y sentido al existir.

Movimiento único

El barco en el que navegamos no es distinto al mar en el que se navega. Las
alas con las que vuela el pájaro no están separadas del aire dentro del cual
se mueve y que le presenta resistencia a su movimiento. La apariencia será
de lucha contra el medio que nos envuelve, pero en realidad es de
colaboración, porque el medio y aquel que lo observa, lo atraviesa, lo
transforma o, simplemente, se deja llevar por él, como hacen las hojas
movidas por el viento, están latiendo con el mismo ritmo. Hay una misma
fuente de donde se nutren, un solo corazón que bombea su vitalidad, un único
impulso, una única voluntad, a pesar de las apariencias.

Dar el salto desde la perspectiva individual, desde el mirar situados en un
ángulo personal, a imaginarnos sólo como unos ojos, que se asoman a la
superficie de un gran manto multidimensional, permite concebirnos dentro de
una realidad en movimiento único, que cuenta con nuestra complicidad
consciente para mantener el ritmo y producir armonía en su contracción y en
su expansión eterna.

Esta visión llevada a lo pequeño, a lo cotidiano, a lo personal, a lo
familiar, a lo profesional..., permite reducir el esfuerzo con el que
concebimos cualquier empresa; facilita la convivencia y el respeto a las
aportaciones de los otros; permite la expansión de las posibilidades de los
demás; da paz al espíritu, confianza en las leyes que configuran el cosmos.

Alicia Montesdeoca

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Redactado por Alicia Montesdeoca el Viernes 01 Septiembre 2006

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