NOTA ORIGINAL MILENIO DIARIO
Hoy lo de moda es irse al paro. El paro es el principio y fin de todos los conflictos. Primero paro y luego existo.
Pero hoy, esto que parecía exclusivo de las clases resentidas, de pronto ha contagiado a quienes detentan los medios de producción y, por ejemplo en Oaxaca, en una especie de síndrome de Estocolmo, vemos a comerciantes e industriales instalados en el paroxismo del paro.
Un día de estos todos estaremos en paro o seremos miembros de la APPO.
Y es que el caso de la APPO es formidable. Una organización que hace pocos meses no la conocían ni en su casa y cuyos líderes eran masa anónima, por obra y gracia de la real politik a la mexicana ha pasado a la celebridad en un abrir y cerrar de movilizaciones madreativas. Un éxito tan vertiginoso que sólo encuentra competencia en el caso de Kamel Nacif, cuyo azufroso tufo impregna todo a su paso como el humo de un camión Chimeco en toda calzada Zaragoza.
Y es que desde su irrupción en el epicentro del conflicto entre el magisterio y el góber pechocho y petocho, Ulises Ruin, todos tenemos a la APPO cuando menos en la cabeza. Aunque hay mucha histeria, nos da envidia ver cómo se divierten correteando a Ricardo Rocha, reviviendo el estalinismo, armando bombas Molotov y echado relajo revolucionario rumbo al DF.
Claro que la burra no era arisca y enfrentarse con este Ulises nada criollo, cuyo historial represivo opaca la leyenda de los Figueroa y los Martínez Domínguez, requiere de algo más que sólo lucha democrática y popular.
Como quiera que sea, y ya que está tan de moda irse al paro, no estaría mal solicitarle a Jelipillo Calderón, de la manera más atenta, que se solidarice con todos los compatriotas que han hecho del paro una forma de vida. Sí, para que descanse, se relaje, antes de que en su próximo discurso vuelva a desaparecer a 20 millones de pobres en un acto que ni David Copperfield.
En ese sentido, hay que reconocer que el buen FelIFE sí sabe cómo hacerla: primero se apaña una elección con una pequeña ayuda de sus amigos del IFE y el TEPJF; y ahora con el aval de Mario Vargas Llosa y Condoleezza Rice que ven en él al nuevo José María Aznar región 4 (la globalifilia debe contener mucho alquitrán y fenilalanina), tuvo a bien rasurar la demografía de la miseria por decreto con el plausible fin de ahorrarle a los contribuyentes su manutención.
Si de todos modos se van a morir de hambre, ha de haber pensado…
¿APPOCO no?
Hoy lo de moda es irse al paro. El paro es el principio y fin de todos los conflictos. Primero paro y luego existo.
Pero hoy, esto que parecía exclusivo de las clases resentidas, de pronto ha contagiado a quienes detentan los medios de producción y, por ejemplo en Oaxaca, en una especie de síndrome de Estocolmo, vemos a comerciantes e industriales instalados en el paroxismo del paro.
Un día de estos todos estaremos en paro o seremos miembros de la APPO.
Y es que el caso de la APPO es formidable. Una organización que hace pocos meses no la conocían ni en su casa y cuyos líderes eran masa anónima, por obra y gracia de la real politik a la mexicana ha pasado a la celebridad en un abrir y cerrar de movilizaciones madreativas. Un éxito tan vertiginoso que sólo encuentra competencia en el caso de Kamel Nacif, cuyo azufroso tufo impregna todo a su paso como el humo de un camión Chimeco en toda calzada Zaragoza.
Y es que desde su irrupción en el epicentro del conflicto entre el magisterio y el góber pechocho y petocho, Ulises Ruin, todos tenemos a la APPO cuando menos en la cabeza. Aunque hay mucha histeria, nos da envidia ver cómo se divierten correteando a Ricardo Rocha, reviviendo el estalinismo, armando bombas Molotov y echado relajo revolucionario rumbo al DF.
Claro que la burra no era arisca y enfrentarse con este Ulises nada criollo, cuyo historial represivo opaca la leyenda de los Figueroa y los Martínez Domínguez, requiere de algo más que sólo lucha democrática y popular.
Como quiera que sea, y ya que está tan de moda irse al paro, no estaría mal solicitarle a Jelipillo Calderón, de la manera más atenta, que se solidarice con todos los compatriotas que han hecho del paro una forma de vida. Sí, para que descanse, se relaje, antes de que en su próximo discurso vuelva a desaparecer a 20 millones de pobres en un acto que ni David Copperfield.
En ese sentido, hay que reconocer que el buen FelIFE sí sabe cómo hacerla: primero se apaña una elección con una pequeña ayuda de sus amigos del IFE y el TEPJF; y ahora con el aval de Mario Vargas Llosa y Condoleezza Rice que ven en él al nuevo José María Aznar región 4 (la globalifilia debe contener mucho alquitrán y fenilalanina), tuvo a bien rasurar la demografía de la miseria por decreto con el plausible fin de ahorrarle a los contribuyentes su manutención.
Si de todos modos se van a morir de hambre, ha de haber pensado…
¿APPOCO no?
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