GUADALUPE LOAEZA:ENREDO OAXAQUEÑO

DEL REFORMA:

Guadalupe Loaeza
Enredo oaxaqueño

Mientras lo veía en la televisión, la mañana del martes, tenía deseos de romper la pantalla. Hay que decir que el personaje que estaban entrevistando en esos momentos hacía todo por provocar mi irritación. Tenía una mirada viscosa y una sonrisa totalmente falsa. Sus palabras se escuchaban huecas, mentirosas y muy hipócritas. Por más que trataba de relajarse, se le advertía extremadamente tenso. "Entonces, ¿no hay posibilidades de que el gobernador de Oaxaca renuncie para darle una solución al problema que vive en estos momentos el estado?", le preguntaba, grosso modo, su entrevistador Víctor Trujillo en el programa El cristal con que se mira. Cada vez que el conductor le hacía la misma pregunta pero utilizando otras fórmulas, las pupilas negras, más negras que un par de capulines, de Ulises empezaban a brincotear de un lado al otro. No, no podía fijar la mirada, como tampoco podía dejar de sonreír. Era una sonrisita como muy cínica. Más de media hora se quedó el todavía gobernador en el programa, lapso en el cual imaginé que había llenado de muy malas vibraciones todo el estudio de Televisa. "Aquí huele a azufre", hubiera podido decir parafraseando a Chávez cualquiera de los camarógrafos del estudio. Por cierto, esa mañana, cómo compadecí a los compañeros camarógrafos. Los compadecí por toda la sarta de mentiras y falsedades que tuvieron que escuchar por parte del invitado. Pero si de algo se pueden sentir satisfechos es del trabajo que hicieron esa mañana. Gracias al profesionalismo con el que manejan las cámaras, pudimos ver a ese señor sin maquillaje, pudimos ver lo que había detrás de esa sonrisa tan falsa y pudimos ver al típico priista de los años ochenta. Confieso que esa mañana también pensé en los de la APPO y de todo corazón me solidaricé con ellos en su demanda: "Fuera Ulises". No, no veo otra solución. Aunque sea el gobernador y represente una "institución", ¿cómo lo vamos a respetar si él mismo no se ha dado a respetar por sus gobernados? ¿Cómo lo vamos a respetar si se trata de un gobernador represor, un gobernador golpeador que el 14 de junio, en plena madrugada, desalojó a tiros a los maestros de un plantón en el centro histórico de Oaxaca, hecho que no hizo más que radicalizar aún más el movimiento? Su permanencia en el gobierno no haría más que polarizar aún más a la sociedad oaxaqueña. Es cierto que los de la APPO han sido violentos y no muy respetuosos de la ciudadanía, es cierto que han cerrado calles con sus barricadas y que han afectado a mucha gente. Seguramente muchos oaxaqueños se preguntan: ¿Por qué buscar el beneficio de 70 mil profesores sin importar que se dañe a más de 400 mil ciudadanos? ¿Por qué convertir las demandas laborales en demandas políticas por intereses de grupo o individuales, sin importar que se asfixie a una ciudad que vive del turismo? Es cierto y por ello también me solidarizo con ellas y ellos que desde hace más de cuatro meses han visto su vida alterada.

Ayer precisamente recibí un correo de un lector de Oaxaca que decía: "Te invito a que vengas a Oaxaca, intentes salir más allá de las 11 de la noche, por la mañana busques rutas alternas para llegar a tu trabajo, acompañes tu viaje con el silencio de las radiodifusoras, veas a los niños no hacer nada y a los appistas mirarte retadores porque, de acuerdo a lo que piensan, sólo ellos tienen la razón y si no los apoyas entonces eres su enemigo.

"Pero se me olvidaba, en tus textos (martes 26 de septiembre) no has hecho una sola crítica a la APPO, entonces no creo que te consideren su enemiga". Qué triste resulta que hoy por hoy, las y los mexicanos nos veamos como enemigos. No, eso tampoco debemos permitirlo. Pero qué pueden hacer ante la cerrazón de Ulises, ante los priistas que no quieren perder el estado y que por eso están pidiendo ayuda federal. Así como la mayoría de las y de los oaxaqueños están en contra de la intervención, también están en contra de la violencia, especialmente la que ha utilizado el gobernador Ulises.

Respecto a la marcha de los integrantes de la APPO y de la Sección 22, tengo entendido que conforme avanzaban este fin de semana y pasaban por las poblaciones de Telixtlahuaca, Nochixtlán, Yanhuitlán y Huajuapan de León, la gente que los veía pasar, los apoyaba dándoles comida, agua, sombreros, fruta. Al llegar los marchistas a estas poblaciones se les recibía con cuetes y también con muchas pancartas. Las abuelitas les daban bendiciones. Estos pobladores (mujeres, personas mayores y niños) también tienen sus propios agravios contra Ulises, ellos también quieren que se vaya porque desde que llegó su administración se han agudizado aún más los conflictos agrarios. Ellos saben que en la Mixteca ha habido violaciones graves a los derechos humanos. "Ustedes nos están representando. Ustedes están caminando por nosotros", les dicen al pasar. Y en cada población se suma gente. No hay que olvidar que estos marchistas deberán recorrer más de 500 kilómetros a través de cinco estados. Vamos a ver cómo les irá en Puebla, por ser un estado gobernado por un amigo priista igual de deshonesto que Ulises.

Si muchas y muchos oaxaqueños se rebelaron fue en contra del gobierno de Ulises Ruiz, porque ya no quieren un gobierno que maneje los recursos del pueblo en beneficio de un sector privilegiado de la sociedad. Ya no quieren instituciones que no cumplen. Y ya no quieren más discursos con palabras vacías, así como las que utilizó Ulises en la tele el martes pasado.

Hoy y mañana habrá paro estatal, convocado por empresarios. Ayer todo mundo corría en Oaxaca cargando gasolina, yendo a bancos, abasteciéndose de víveres porque no saben si sólo serán dos días o qué viene después, mientras en el Senado siguen pensando cuándo constituir su comisión. Ya se rumora que habrá actos de provocación (grupos de choque contratados por el gobierno del estado) para justificar y concretar de una vez por todas el temible y esperado desalojo. En Oaxaca se ve terrible el panorama. Ojalá esto no sea cierto...

Todo esto le quería decir a mi lector oaxaqueño...


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