27 de septiembre de 2006

COMO SUDA NORBERTICO:EL CARDENAL EN SU LABERINTO

DE LA JORNADA:

Carlos Martínez García
El cardenal en su laberinto

Cuando ya pasaron los días de calores el cardenal Norberto Rivera comenzó a sudar copiosamente. Así lo muestran las fotografías de su conferencia de prensa, en la cual aseguró que nada tiene que ver con el sacerdote Nicolás Aguilar Rivera, acusado de pederastia ante cortes estadunidenses. Como es la costumbre del clérigo, en su encuentro con los medios no dio explicaciones, sino que se puso a pontificar.

Mucho más que pontificaciones necesitará Rivera Carrera para convencer a su acusador, Joaquín Aguilar, de que es totalmente ajeno a las redes encubridoras que hasta ahora han logrado que el cura abusador sea llevado ante las autoridades judiciales. Porque en este asunto existen claras evidencias de que el sacerdote Aguilar Rivera sí abusó sexualmente de varios menores y adolescentes. La nota de Alma Muñoz sintetiza las depredadoras andanzas del cura (La Jornada, 25/8/06). Lo hizo en localidades poblanas (cercanas a Tehuacán, donde Norberto Rivera encabezaba la diócesis), y los casos fueron conocidos, pero la tibieza de las autoridades eclesiásticas y civiles se confabuló para permitir que el ofensor gozara de libertad. Lo mismo perpetró sus ataques en California, donde los padres de 26 menores lo acusaron formalmente. Cuando comprobó que allá las acciones de la justicia iban en serió contra él, Nicolás Aguilar Rivera regresó a México y en 1990 y 1994 fue acusado de incurrir en su ya antes evidenciado gusto sexual por los infantes. Reapareció en Tehuacán, Puebla, y a finales de 1997 "cuatro menores, junto con sus padres y familiares, acudieron a la agencia del Ministerio Público de esa ciudad para denunciar al religioso como presunto responsable de abusos sexuales en su contra, como parte de un grupo de 60 menores de entre 11 y 13 años de edad". Aquí y allá suman casi 100 denuncias, y los jerarcas católicos nos quieren hacer creer que desconocían los ataques del sacerdote Aguilar Rivera.

Habilidoso como es, el cardenal Rivera asegura que los abusos cometidos por el cura itinerante, en particular los que tuvieron lugar en la jurisdicción de la diócesis de México (el caso del denunciante Joaquín Aguilar, entre ellos), sucedieron cuando él no era la cabeza diocesana, y que por lo tanto no entiende por qué es señalado de encubridor. Para la respuesta es necesario ir hacia atrás. Resulta que para ser recibido en la diócesis de Los Angeles, Nicolás Aguilar Rivera contó con las recomendaciones de Norberto Rivera Carrera

NOTA COMPLETA:

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