Monumento a Benito Juárez en Ciudad Juárez Chihuahua, México, inaugurado en 1910 con motivo del centenario de la Independencia de México. (Photo credit: Wikipedia) |
Por: Víctor Quintana Silveyra
Como las cosas van mal, apunto para la agenda la necesidad de superar
las tácticas reactivas o defensivas para dar paso a una gran
iniciativa, políticamente de ofensiva, para iniciar un momento de
quiebre con lo que pasa hasta ahora en Chihuahua con el gobierno
autoritario y populista de derecha de César Duarte.
En otras palabras,
prepararse para la rebelión, pues bien dice la Declaración Universal
de los Derechos Humanos: “Considerando esencial que los derechos
humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el
hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la
tiranía y la opresión…”. Pero no se asuste, no se trata de sacar los
oxidados Mauser o las carabinas 30-30, sino de rebelarnos poniendo en
ebullición a la sociedad para acabar, antes de que ellos acaben con
nosotros, las opresivas y tiránicas formas con las que se conduce el
gobierno y que nos ha privado de las libertades esenciales. Todo ello
edulcorado con dádivas y desde luego con un bozal de oro sobre los
medios de comunicación. Recordemos que los indignados, la primavera
árabe, son rebeliones que sólo han arrojado un saldo marginal de
sangre. A crear nuevas formas de lucha.
Con una Jornada por la Justicia van a conmemorar nuestra muy vulnerada
Constitución diversos movimientos y organizaciones sociales este
puente del cinco de febrero. Parientes de personas víctimas de
desaparición forzada, feminicidios,, de homicidios dolosos, a la par
que campesinos barzonistas, comunidades indígena, vendedores
ambulantes inician dicha Jornada este viernes varias caminatas, una
cabalgata y una tractorada que confluirán en la capital del Estado el
martes cinco.
El memorial de agravios de todos estas personas, víctimas, excluidos,
desalojados es tan vasto como la geografía que van a recorrer. Quieren
denunciar que sigue impune el asesinato de Ismael Solorio y su esposa
Manuela Solís, así la Fiscalía del estado señale que el autor material
fue ultimado en un enfrentamiento con la policía estatal. Que no se ha
solucionado el problema de los aprovechamientos y perforaciones
ilegales del río Santa María. Que se siguen abriendo tierras al
cultivo arrasando ecosistemas y agotando acuíferos. Que cada vez un
grupo más pequeño de productores agropecuarios más privilegiados son
los únicos que pueden seguir en la actividad, dadas las altas tarifas
de energía eléctrica y la concentración de los apoyos gubernamentales.
También quieren hacer público que no se ha hecho justicia para
familias como la de los Alvarado, del sufrido pero no doblado ejido
Benito Juárez, o la de los Muñoz, de colonia Anáhuac que llevan
muchos meses buscando a sus jóvenes y hombres desaparecidos por el
ejército y la policía. A ninguno, a ninguna de ellas les llega la
justicia, como tampoco llega a los parientes de los 15 jóvenes
asesinados en la masacre de Villas de Salvárcar que cumplió tres años
de impunidad este 30 de enero. Como tampoco hay justicia para las
familias de los 13 jóvenes asesinados en Creel el 16 de enero de 2008,
ni para las madres de tantas jóvenes desaparecidas o asesinadas; ni
para la comunidad rarámuri de Bakéachi, que sigue demandando castigo
para los asesinos de su defensor, Ernesto Rábago.
También están denunciando el desalojo de decenas de vendedoras y
vendedores ambulantes del centro de la ciudad de Chihuahua en aras de
un proyecto de remodelación urbana donde no cabe la economía popular
ni las estrategias de sobrevivencia de un número cada vez mayor de
gente que no tiene cabida en un modelo económico concentrador y
excluyente.
El hambre de justicia moviliza a toda esta gente, porque a pesar de
las celebraciones del gobierno, los propios datos oficiales señalan
que durante 2012 fueron asesinadas dolosamente 255 mujeres en el
estado de Chihuahua, la mitad de ellas menores de 30 años. En el mismo
período fueron reportadas como desaparecidas 544 personas, 107 mujeres
y 419 hombres.
La Jornada por la Justicia nos revela al país olvidado por los
pactos y las cruzadas. Es una lucha que va mucho más allá de la
defensa del territorio y de los recursos naturales de las comunidades
indígenas o del ejido Benito Juárez. Que trasciende la demanda por
justicia de las víctimas de asesinatos, desapariciones forzadas Más
que una lucha coyuntural es un verdadero movimiento social que apunta
a una nueva cultura basada en los derechos para todas y para todos, no
sólo de los seres humanos, también de la comunidad de todos los seres
vivos. En este sentido, forma parte junto el ayuno que la UNORCA
lleva a cabo en el Ángel de la Independencia en la Ciudad de México
contra la aprobación de siembras de maíz transgénico y con otras
luchas, del conjunto de movimientos apuntan al país que queremos, al
otro país que es posible con base en referentes de verdad, de
sustentabilidad, de justicia para todas y para todos. De ahí la
importancia de que no se queden solos.
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