14 de diciembre de 2013

TRAS GUERRA ESTÚPIDA DEL PRIAN en Cd. Juarez, aumenta prostitución por hambre

soldados golpean periodistas 6

Aumenta prostitución por pobreza | La Opción de Chihuahua:
Ciudad Juárez.- La necesidad de sacar adelante a su familia ha orillado a diversas mujeres no sólo a robar sino también a prostituirse ocasionalmente, poniendo en riesgo tanto su salud como su vida.

A través del programa Cita Segura que llevó a cabo grupo Compañeros de abril a noviembre de este año, se detectaron al menos 100 estudiantes, amas de casa, trabajadoras domésticas o empleadas de distintas áreas que además son sexoservidoras circunstanciales, informó su directora, María Elena Ramos.

En el programa financiado por el Centro Nacional para la prevención y el control del VIH (Censida) se contactó a cientos de trabajadoras sexuales, entre ellas quienes confesaron hacerlo sólo de manera ocasional para poder alimentar y cubrir la educación de sus hijos.

Algunas dijeron no hacerlo por dinero, sino a cambio de ciertos artículos, como celulares o cosas para su hogar.

El objetivo del programa que de acuerdo a la directora de Compañeros continuará con recursos propios, es prevenir el Sida entre estas mujeres.

“Las abordamos en los lugares tradicionales, incluyendo las salas de masajes o donde bailan, pero muchas de ellas no se identifican a sí mismas como trabajadoras sexuales, mucho menos con el término prostituta que tiene una connotación despectiva”, señaló.

Ramos explicó que se llegó a ellas a través de sus propias amigas, de manera que se hizo una red para trabajar con ellas.

Son mujeres que no acuden continuamente a estos sitios porque el trabajo sexual no es su primera opción para obtener recursos y van de manera esporádica porque tienen necesidades económicas que cumplir.

“Identificamos que su actividad principal no era el trabajo sexual, sino que era algo circunstancial derivado a su necesidad económica”.

Argumentaron que se ven orilladas a realizar este tipo de trabajo para poder proveer de alimento a sus hijos, pagar la renta o cubrir los servicios de su casa, principalmente.

“Encontramos estudiantes, amas de casa, empleadas en diferentes ramas, como maquiladoras o trabajadoras domésticas”, informó Ramos.

Entre las participantes se encontró una mujer que trabaja dos días en El Paso limpiando una casa, por lo que le pagaban 40 dólares diarios, pero los 80 dólares no le alcanzaban para cubrir las necesidades económicas de sus hijos en primaria, secundaria y preparatoria.

Por ello, esta señora empezó primero a tener relaciones sexuales con el señor de la casa que iba a limpiar “y eso le dio la luz de que era una fuente de dinero y que podía tener relaciones sexuales con otras personas”.

“Ella no es una persona con muchos clientes diferentes y jamás se considera a sí misma trabajadora sexual, ella es una trabajadora doméstica”, destacó.

La necesidad económica no nada más la tienen las personas que ganan poquito a la semana, hay también quienes con lo que ganan no pueden sostener su ritmo de vida y deciden dedicarse a la prostitución a cambio de objetos materiales.

En este caso se encontró a una empleada de un banco, quien tiene relaciones sexuales con varias personas, pero no siempre por dinero.

“Esa situación también es de riesgo para nosotras, nos interesa llegar a esas mujeres también, por eso ofrecimos una variedad de servicios, entre ellas pruebas de VIH, sífilis y en las que se inyectaban drogas la prueba de hepatitis C”.

También se les ofrecieron inyecciones mensuales para prevenir el embarazo en una consulta médica y salud reproductiva para quienes están en mayor grado de vulnerabilidad y cuyos niños nacían con síndrome de abstinencia.

A 250 mujeres se les ofrecieron unas bolsitas “mariconeras” equipadas con condones femeninos y masculinos, gas lacrimógeno y espacio para su celular.

Se les dieron además recomendaciones como que no se fueran con más de dos clientes a la vez y que no los llevaran a su casa.

Ramos aseguró que pese a que los recursos del Censida ya terminaron, se continuará trabajando con estas mujeres para su seguridad.

Según datos de Salud y Desarrollo Comunitario de Ciudad Juárez, A.C. (Femap) hasta 2011 se tenía el dato de cerca de 2 mil sexoservidoras en esta frontera.

Se trata desde menores hasta mujeres de la tercera edad que se dedican al trabajo de la prostitución porque aseguran no contar con otra opción para obtener dinero o porque fue el trabajo que heredaron de sus madres.

El perfil de la sexoservidora juarense es de 35 años de edad, sin estudios de secundaria.

Un riesgo grave en estas mujeres es que luego de dedicarse a esta práctica muchas caen en el alcohol e incluso otras drogas ilegales.

Aunque en su mayoría son mujeres solas, otras más cuentan con una pareja sentimental que en la mayoría de los casos aceptan el trabajo de sus mujeres por beneficio propio.

Según expertos en el tema, existen casos de menores de edad provenientes de El Paso, Texas, que cruzaron expresamente para ejercer la prostitución en Juárez, así como algunas juarenses que realizan el mismo trabajo en la vecina ciudad, donde es considerado un delito.

A raíz de la violencia, las mujeres que se trabajan como sexoservidoras se han vuelto también víctimas del crimen organizado, sus clientes, sus parejas sentimentales e incluso de las propias autoridades que patrullan la ciudad, han denunciado.

Según datos del Colectivo Fanny Mujeres Transgénero, en defensa de sus derechos humanos, en el 2008 se realizó un censo donde se contabilizaron 3 mil mujeres, transexuales y hombres dedicados al trabajo sexual.

El 60 por ciento de ellos eran mujeres, el 30 por ciento transexuales y el 10 por ciento restante hombres.

De acuerdo al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) Ciudad Juárez se encuentra entre los 10 municipios con el mayor número de personas en pobreza extrema.

La pobreza extrema, según expertos, afecta a los niños, pero en algunos casos principalmente a las madres, ya que procuran primero el alimento para sus hijos y pareja.

Son las mujeres quienes empiezan a padecer primero los estragos del hambre, porque a veces tiene dobles jornadas y requiere de mayor energía, destacó la coordinara del estudio piloto denominado 2Inseguridad alimentaria en Ciudad Juárez”, Mónica Herrera Trujillo.

Encargados de tiendas de abarrotes, autoconveniencia y supermercados han detectado en los últimos meses que cada vez es mayor la cantidad de personas que roban bajo el argumento de que tienen hambre, principalmente amas de casa.

En ambos casos, el robo de comida o la prostitución, las mujeres son vulnerables tanto en cuestiones de seguridad como de salud.

Reportero:  Redacción,
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