15 de septiembre de 2013

SALINATO agradece a los fronterizos el voto DANDO DURO GOLPE RECAUDADOR

-Salvajemente recaudador Peña Nieto contra Ciudad Juárez:
-Salvajemente recaudador Peña Nieto contra Ciudad Juárez

-La reforma hacendaria es imposición del extranjero




Ante las dificultades políticas que representaba al régimen de Enrique Peña Nieto la aplicación del IVA en alimentos y medicinas, la recta de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), que dirige el mexicano José Ángel Gurría, resultó más amarga, en especial para millones de ciudadanos que viven en la franja fronteriza.

Al golpe seco del aumento del IVA en la frontera del 11 al 16 por ciento, y la eliminación del régimen de excepción de la industria maquiladora, prácticamente dinamitan las bases sobre las que se sostiene la economía de Ciudad Juárez, y otras urbes fronterizas del norte del país. Cerca de 12 mil millones de dólares se llevaría la Federación con esa homologación, misma cantidad que sería cargada a los bolsillos de los juarenses traducida en incrementos a todo o disminución de empleos.

El contenido de la reforma hacendaria trastoca la economía de las empresas  y de las familias juarenses en forma brutal. A las primeras les impone prácticamente la desaparición del régimen con el que funcionaron en las últimas cuatro décadas, y a las segundas, les representa un incremento directo del 5 por ciento en los bienes de consumo, pero además, les reduce los ingresos, por una mayor carga contributiva al gravar los distintos componentes del salario, desde bonos de despensa, hasta apoyos para el pago de guarderías.

Ni el presidente de la OCDE, José Ángel Gurría que despacha en una oficina parisina, en la Unión Europea;  ni el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, con su visión financiera forjada en Cambridge o el presidente Enrique Peña Nieto, que sólo ha estado dos horas en Juárez -durante su campaña-, tienen una idea clara de la repercusión negativa que tiene para la economía fronteriza el contenido de su receta fiscal.

No es gratis que  economistas, académicos, empresarios y hasta los políticos que representan a Juárez en el Congreso de la Unión y espacios públicos, sin distingos partidistas,  hayan empezado a alinear sus criterios en torno a los efectos calamitosos de la reforma hacendaria para esta región, pero en especial los puntos de la homologación del Impuesto al Valor Agregado con el resto del país, y el cobro de ese impuesto a las importaciones temporales de insumos y mercancías de la industria maquiladora.

Del funcionamiento de ese sector industrial, depende casi la totalidad de la economía de la ciudad y al quedar fuera de competencia en la zona, con las ciudades del sur de Estados Unidos, los efectos serían letales para los juarenses.

La zanahoria de la reforma, el seguro de desempleo y la pensión universal para los mexicanos, no alcanzan a amortizar en mínimo el salvajismo recaudatorio de las recomendaciones que la OCDE le hizo al gobierno mexicano, y que el presidente Enrique Peña Nieto y su equipo económico adoptan con singular entusiasmo, sacándole la vuelta al efecto político del IVA generalizado en alimentos y medicinas.

Pero así como son rigurosos a la hora de aplicar las recomendaciones en el cobro de impuestos, la clase política del país debiera serlo también en la otra parte de la aplicación de la Agenda Estratégica para las Reformas en México, elaborada por la OCDE, con una guía paso a paso, sobre los contenidos de las iniciativas de reformas energética y hacendaria, que ya fueron enviadas por el Presidente al Congreso de la Unión.

La otra parte de esa agenda, de la que no se habla ni se dice mucho, o casi nada, es que también implica la reducción del gasto corriente del aparato de gobierno, que en términos generales implicaría reducir los privilegios y canonjías de la dorada clase política del país.

La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico recomienda en su agenda para México, que no es nueva y tiene al menos 12 años de antigüedad,  la reducción  de los gastos fiscales en el sistema de IVA; la disminución de los subsidios a la energía; el retiro gradual de la tasa cero del IVA y en caso de generarse problemas sociales, transferir dinero efectivo a grupos focalizados,  el famoso IVA copeteado de Vicente Fox.

De ahí pues que en los compromisos del Pacto por México, antes en sus 13 compromisos  para el cambio, el presidente Enrique Peña Nieto haya planteado la Cruzada Nacional Contra el Hambre, el seguro para madres jefas de familia, el de desempleo, la pensión universal y becas educativas, como el empaque por medio del cual la magnanimidad gubernamental nos devuelve a los ciudadanos recursos, después de esquilmar salvajemente los ingresos de los ciudadanos vía contribuciones.

Según esa agenda, el modelo maquilador que llegó a la franja fronteriza del norte de México hace 40 años, debe delimitarse y evaluarse, para que los negocios puedan tener mayor certeza sobre los impuestos que potencialmente deben pagar, basado en el cobro del IVA sobre todas las importaciones y reembolso cuando éstas sean reexportadas.

Esa agenda impuesta desde fuera implica además que los estados tendrán que revisar sus propios esquemas de recaudación, para aumentar los ingresos propios, y eso se planteará en una segunda etapa por dos vías: el aumento a las tarifas de bienes y servicios, el caso concreto es el incremento del 15 al 25 por ciento en el cobro de las tarifas de agua, y de medio punto a un punto en la tasa del Impuesto Sobre Nómina.

El rastrillo fiscal contemplará además la eliminación de los componentes salariales y prestaciones de los trabajadores,  que están total o parcialmente exentas de impuestos,  como son bonos de despensa, que en el caso de Ciudad Juárez, se entregan en papel -tendrían que cambiarse a tarjeta plástica, con la consecuente comisión bancaria de por medio-, los apoyos de guardería, el pago de horas extra.

La receta internacional dice que hay que sacar dinero para el gobierno hasta debajo de las piedras, y pide revisar las reducciones fiscales de los salarios de los trabajadores, los créditos fiscales.

Ante todo la famosa agenda de la OCDE que los peñanietistas están aplicando a pie juntillas, ideó que las personas que compren un inmueble, renten o paguen hipoteca tendrán que pagar IVA sobre el valor de la vivienda; a las colegiaturas, a los servicios de transporte foráneo; a los espectáculos públicos; a chicles o gomas de mascar; alimentos procesados para perros, gatos y pequeñas especies, utilizadas como mascotas en el hogar.

El criterio de la OCDE que ve a México desde Europa, sostiene que para recaudar más, las reformas deben establecer tasas más altas a las actuales y crear nuevos impuestos, e incluso propone la revisión de las tasas del Impuesto Predial, como el instrumento para incrementar los ingresos propios de los municipios en todo el país.

La idea internacional que está aplicando el gobierno de Enrique Peña Nieto, deja en el olvido el compromiso que hizo aquí en Juárez, durante su única visita en la campaña presidencial de revisar la solicitud de los sectores económicos y sociales de esta frontera para el establecimiento de una zona libre o zona franca.

Durante años, los juarenses han pedido ese régimen. Hay estudios bien solventados con datos de los flujos económicos de la región Juaréz-El Paso, que demuestran que una medida de esa naturaleza, encendería todos los motores de la economía de la ciudad, y potenciaría su desarrollo con una evidente mejora en el rubro de competitividad comercial.
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