11 de septiembre de 2012

En territorio de La Chingada, las claves de AMLO- HÉCTOR PALACIO

AMLO sumate a morena
AMLO sumate a morena (Photo credit: trianero2)
En territorio de La Chingada, las claves de AMLO- HÉCTOR PALACIO: En anterior columna establecí que La Chingada no es para AMLO un sitio edénico al cual debiera retirarse –sobre todo cuando se han ganado tantos votos- sino lo que representa la vida cotidiana en el país. El país, el territorio, que ha sido el escenario de su vasta lucha política en búsqueda, desde su perspectiva ideológica y pragmática, de la democratización del mismo.

El pasado 3 de septiembre lo anunciaría en twitter: “Me voy a retirar cuando la patria sea de todos, no de 30 potentados. Cuando hagamos realidad el bello ideal de la justicia“. Es decir, sin sarcasmo, tiene mucha actividad por delante como para pensar en un eventual retiro. Este será hasta el día del corte final, el de su muerte, como también ha dicho. Estas afirmaciones cobran sentido en las claves vitales de López Obrador que van más allá de los solos cargos públicos.



1. 1988. Desde que López Obrador se integrara de manera consecuente al grupo de priistas que rompe con su partido para iniciar el proceso de lucha social y político que llevaría a la creación del Partido de la Revolución Democrática en 1989 luego del fraude del año anterior, inicia un recorrido, un ciclo exitoso (a veces tortuoso), que aparentemente concluye con el distanciamiento participado el domingo 9 de septiembre de 2012. Fue López Obrador, de origen, consecuente con su previa formación política debida quizá no tanto a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM como a su cercanía con el poeta Carlos Pellicer y su trabajo con los indígenas chontales de Tabasco. Y es consecuente ahora, al desconocer al candidato electo ratificado por el TRIFE y anunciar “nuevos aires”; aunque sus críticos vean prácticamente todas sus acciones como los actos de un mesías o un loco.

En ese trayecto se convertiría en el principal líder de la izquierda mexicana, pésele a quien le pese, incluyendo al propio PRD, quien desde cierta perspectiva debe más a López Obrador que lo opuesto. Por ello puede con suficiencia decir “estamos a mano y en paz.

2. 2006. Es víctima del segundo fraude de la “era moderna” y a partir del mismo, a contracorriente, crea oposición y resistencia al régimen aún vigente. Crea sobre todo conciencia entre sus millones de simpatizantes y seguidores. Y aunque se le auguraba el fracaso, algo muy distinto sucedería.

3. 2012. Enfrenta la adversidad que significa todo un sistema prácticamente en contra de su persona y su proyecto. Más que los votos, es el sistema quien le impide nuevamente ganar la presidencia, ahora por medio de la compra de la elección en múltiples variantes; probada o no semejante acusación, la sospecha prevalece, pues parece que más que a la ley se recurre en México a la interpretación de la misma de acuerdo a los intereses de los distintos grupos políticos, aparte de que los funcionarios del IFE y los magistrados del TRIFE con sus acciones han establecido que cobran tan solo por la fácil tarea de opinar, no por investigar.

4. MORENA. En otra decisión consecuente, luego de los resultados de la reciente elección y de las ya sostenidas diferencias con los dirigentes del PRD, con Los Chuchos en particular, decide separarse del mismo (sin ruptura, sin renuncia a la militancia, aparentemente) y del Movimiento Progresista, para fortalecer la red social que ha logrado articular en el Movimiento de Regeneración Nacional. Si se fragmenta o no la izquierda cuando de elecciones se trate, ya se verá, pero esta decisión es coherente y contará con el apoyo de no pocos.

5. 2018. ¿Será candidato presidencial nuevamente, tendrá éxito su movimiento ya hecho partido? Independientemente de los deseos encontrados de sus seguidores y adversarios, esta posibilidad será producto de múltiples factores “objetivos” que paulatinamente irán presentándose por lo cual ahora resulta un tanto estéril especular al respecto.

6. Autocrítica y crítica. El primer acto en la nueva etapa de López Obrador debe estar teñida no nada más de entusiasmo y voluntad creadora, también y, sobre todo, de autocrítica.

Y debiera escuchar y aceptar la crítica, en particular aquella que proviene de quienes le han otorgado su apoyo a través de los años, si es que quiere el refrendo de simpatías. Debiera reflexionar para corregir errores y contradicciones, el pragmatismo no siempre útil a la causa, su sordera ante las voces de simpatizantes y seguidores, etc.

En fin, La Chingada, el rancho, salvo su condición de descanso esporádico, deberá esperar, en todo caso, los restos de su propietario. La Chingada, el país, tendrá en AMLO a un luchador constante en contra de la dinámica depredadora del sistema que ha gobernado al menos durante los últimos treinta años, en contra de la corrupción y en beneficio de lo que él llama “el pueblo”.

Bienvenida la próxima etapa, que en realidad no es nueva, es una lógica consecuencia de una trayectoria política de tantos años. Sin embargo, hoy más que nunca, está claro el exacto lugar dónde queda La Chingada.
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